El rizador de pestañas me parece un utensilio maravilloso, nada embellece de forma más rápida una mirada, el cambio es completamente sorprendente cambiando incluso la expresión, y el rostro se beneficia de un sencillo gesto.
Nuestras pestañas se levantan, se ven curvadas, los ojos se abren e incluso se ven mucho más almendrados. En el mercado podemos encontrar varios tipos de rizadores de pestañas: de silicona, térmicos o de metal que es el más clásico como el que veis en la foto.
A la hora de elegir un rizador de pestañas debemos pararnos y fijarnos en ciertas características que aunque muchas veces las pasemos por alto, son las que hacen que los resultados sean los esperados.
El tamaño
Sí, los hay de diferentes tamaños, no en una misma marca (al menos que yo sepa) sino entre unas marcas y otras. Por ejemplo, la ranura por la que debemos introducir las pestañas puede ser más larga o más corta dependiendo de la marca.
Yo por ejemplo tengo dos rizadores uno es más pequeño que el otro y con el pequeño siempre se me quedan las pestañas del ángulo externo sin rizar y queda realmente mal, cosa que no me sucede con el rizador de la hendidura un poco más grande ya que me abarca todas las pestañas. Por este motivo debemos fijarnos en el tamaño y asegurarnos que nos cogerá todas las pestañas.
El agarre
El agarre también es un aspecto a tener en cuenta. Los hay que no tienen para meter los dedos, aunque la mayoría son similares a los de una tijeras para poder meter los dedos y que no se nos escape o resbale.
Un buen agarre es importante, puesto que un mal movimiento puede hacer que nos arranquemos algunas pestañas. En estos de meter los dedos como el de la foto también he encontrado diferencias, los hay que se abren más unos que otros por lo que es más complicado para la mano los que se abren en exceso pero a la vez más fácil para meter las pestañas. Así que antes de comprar hay que asegurarse de que el agarre nos sea lo más cómodo posible.
La goma
La goma es una parte muy importante del rizador, en cierta medida es la que nos protege las pestañas de la parte metálica, no debe ser ni muy dura ni muy blanda porque lo único que conseguiremos será doblar o en el peor de los casos partir en vez de curvar.
También es importante que el rizador que compremos tenga recambios de las gomas, para cuando ésta se desgaste podamos cambiarla y no tengamos que comprar un rizador nuevo. Tras un uso continuado veremos como la goma se ha rajado en horizontal a la vez que se va afeando y oscureciendo.
También debemos acordarnos de la higiene del rizador de pestañas al igual que hacemos con los pinceles, lo mejor agua y jabón.
Y para aquellas que solo quieran rizar las pestañas externas existen en el mercado, una especie de mini rizador de pestañas con formato similar a una pinza de depilar, como el que veis en la imagen superior.
Imágenes | Jackin DL, Me and the sysop
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