Estuve en la farmacia y me llevé la edición de este mes de la revista Consejos de tu farmacéutico. La página central habla de la dermofarmacia en ese tono de autosuficiencia que tanto me molesta y que mucha gente acabará leyendo pensando que sólo en la farmacia existen buenos cosméticos.
Es indignante que les dejen publicar frases tan demagógicas como: “por las garantías que ofrecen, por su calidad, por dispensarse con el asesoramiento de un profesional farmacéutico, por estar testados dermatológicamente, ... “. Disculpe, Sr. Farmacéutico: las marcas cosméticas, que llevan muchos más años trabajando que la dermocosmética actual (que nació sencillamente con la marca Vichy), ofrecen lo mismo.
Es cierto que el número de usuarios de dermocosmética ha aumentado enormemente y tiene muchos adeptos. Pero que éstos no se dejen engañar por la imagen de seguridad y seriedad que tanto aclaman desde el mostrador de la farmacia: es la misma que en cosmética tradicional. Lo que ocurre es que las farmacias saben manejar el dinero destinado al marketing de una forma muy eficiente y, además, son las intocables de los laboratorios: ¿quién va a hacer dinero sino para investigación?. Pero eso no es un argumento válido para mi crítica.
La dermofarmacia es la especialización de galénica que estudia, entre otros puntos, cómo formular preparados cosméticos y dermofarmacéuticos. El resultado son los productos de la sección dermocosmética de tu farmacia. Si quieres saber qué estudian los dermocosméticos, aquí tienes un ejemplo del Máster en Dermofarmacia y Cosmetología de la Universidad de Barcelona.
Cualquier otra puntualización de esta definición general sería entrar en productos y consejos a nivel de problemas cutáneos muy concretos que están fuera del alcanze de la cosmética tradicional: esa linea no es de la que hablan los farmacéuticos (ni muchos cosmetólogos) cuando se dirigen a los usuarios aclamando su dermocosmética.
Así debió empezar pero vieron el filón de oro: se vende cosmética normal bajo la etiqueta dermocosmética y profileran cada día más las estanterías repletas de geles limpiadores, cremas de día y serums de noche, peelings y mascarillas. ¡Ah, pero es que son de farmacia!. Apaga y vámonos.
El artículo central de la revista sigue con tres apartados más: Cuántas arrugas tendrás a los 60, Analizadores: predecir el fotoenvejecimiento y La cosmética verde. No veo la diferencia con los artículos e informaciones que provienen de las marcas de cosmética a secas, sin el preciado dermo-.
El último apartado es el que me ha matado: Con aval farmacéutico. Una de dos: o somos cada vez más inocentes y son capaces de captar a ese público irracional (ese aval es más un acto de fe que argumentos sólidos) o realmente nos toman por idiotas, y en esa clasificación me incluyo con mucho gusto.
Este apartado está en realidad avalado por Mediform Plus, una asesoría de Marketing Estratégico que celebró las Jornadas sobre el futuro de la Dermofarmacia el pasado mes de diciembre. Resulta que el consumidor de dermocosmética es fundamentalmente mujer, que “espera productos honestos que dicen lo que son y hacen lo que dicen“. Es una afirmación para dar media vuelta y salir sin mirar atrás porque lo único que se ve es la muerte del sentido crítico.
Ahora viene lo mejor: “En cuanto a los productos, son seguros y desarrollados según normas estrictas, testados y controlados“. Porque claro, los de Lancôme, Clarins, Lancaster, L’Oréal o HR no lo son. No sé, igual sí que formulan como les da la gana y Sanidad no se mete con ellos porque tienen demasiado trabajo o les caen bien. ¿Test dermatológico?. No, para qué: igual no saben lo que es. En esos laboratorios cosméticos trabajan biólogos, farmacéuticos y dermatólogos que han salido de las mismas facultades que los dermacosméticos pero … igual ese día no estaban en clase y no salió en el examen. ¡Qué chollo de carrera!.
Por favor, señoras y señores usuarios, no os dejeis tomar el pelo que la calidad y el control se miden igual en todos los laboratorios. Ese artículo no es sólo demagogia de marketing sino una competencia desleal por parte de Farmacia. Les gusta mucho el beneficio económico, como a todos los sectores, pero los demás no tienen esa carta blanca. Un poco de orden y profesionalidad, por favor.
Ellos mismos se ponen en evidencia. Último párrafo: el responsable de MediformPlus afirma que “son productos que tienen muy buena aceptación y demanda porque al venderse por profesionales en una farmacia se relacionan con la seriedad de un medicamento“. Ahí sí que me he quedado sin palabras. Da igual si el dependiente de la farmacia sabe de cosmética o no: está vendiendo en una farmacia y eso le debe dar poderes mágicos de sabiduría. Lo saben y se aprovechan de ello.
Vía | Revista Consejos de tu farmacéutico nº 119, enero 2010
En Arrebatadora | Los tres pasos de Clinique, con lupa (I), ¿Hipoalergénico? ¿No comedogénico? ¿Dermatológicamente testado?
En Mensencia | La garantía de la cosmética vía farmacia es en gran parte psicológica