Ayer os conté acerca de los cosméticos en que es posible ahorrar un poco. Y en los comentarios Coralinista me recordó los cosméticos que se pueden encontrar en las tiendas chinas, que son tan baratos que al menos a mí, me hacen sospechar de ser de mala calidad hasta el punto de ser peligrosos. ¿Cómo saber si lo son?
Todo cosmético a la venta en España tiene que cumplir una serie de requisitos, entre ellos una evaluación de la seguridad de uso del producto y los datos conocidos acerca de los efectos no deseados. Estas normas son las mismas para todos, ya sea un producto de la más cara marca europea que conozcáis o la más humilde proveniente de algún sitio al otro lado del mundo.
Y la muestra de que un cosmético ha sido aprobado para nuestro uso es la etiqueta en castellano. Según la ley española sobre productos cosméticos, los productos que se vendan deben llevar una etiqueta en castellano que indique, entre otras cosas:
- El nombre y dirección del fabricante o importador y un teléfono, correo electrónico, página web o cualquier dato de la empresa donde los consumidores podamos contactar por información.
- La fecha de caducidad mínima, usando “utilícese preferentemente antes de final de..”, seguido de la fecha o el lugar del envase donde podemos encontrarla.
- La lista de ingredientes, en orden decreciente de importancia, aunque el fabricante podrá pedir que se excluyan ingredientes por confidencialidad comercial.
- Un número que permita la identificación de la fabricación. Si el envase es pequeño, debe estar en el embalaje.
- País de origen si se ha fabricado fuera de la Unión Europea.
Así las cosas, fui a investigar las dos tiendas chinas más cercanas a mi casa. No recordaba los nombres de las marcas, de manera que tuve que ir a la tienda a verlas todas. Encontré que todos los cosméticos que se vendían tenían las leyendas que corresponde. No os diré que desde ahora soy una fan de las marcas ultra low-cost, pero me traje a casa unos cuantos labiales de diferentes colores, para tratar de encontrar por fin el color que me guste y luego comprarlo de una marca mejor. Y sin el miedo mortal que tenía antes.
Por supuesto, si bien las normas han sido diseñadas para proteger al consumidor, solo se preocupan de que los productos sean seguros de usar dentro de lo que se sabe hoy. Eso no significa que no nos puedan causar problemas como irritaciones o granitos a pieles sensibles (cosa de la que tampoco se salvan las marcas caras).
Así que ya sabéis: si no hay etiqueta, más vale que no lo compréis.
Foto | Argonne National Laboratory En Arrebatadora | Marcas muy baratas ¿qué podemos esperar de ellas?