Me ha parecido muy curioso que con millones y millones de seguidores en las redes sociales algunas celebrities - que no se atreven a poner un pie en la calle sin ir perfectamente maquilladas, peinadas, vestidas y accesorizadas (incluso con el maquillaje de sus uñas combinando con su modeluqui) -, se presten luego a hacerse luego selfies con sus smartphones, SIN UNA GOTA DE MAQUILLAJE, para colgar luego esas imágenes en sus cuentas de Instagram para que todo el mundo las pueda ver.
Entrevistamos a Vanessa Fernández, Doctora en Psicología del Instituto de Psiquiatría Martínez Campos de Madrid, para que nos intente explicar este fenómeno. ¿Por qué tanto y luego tan poco? ¿Qué pretenden demostrar?
Entrevista a Vanessa Fernández
¡Buenos días Vanessa! ¿Qué te parece este collage que hemos hecho con selfies publicados en las cuentas de Instagram de Kylie Jenner (la hermana de Kim Kardasian), de Demi Lovato, Megan Fox y de Lady Gaga?
Considero que es una muestra representativa de un fenómeno cada vez más común entre los famosos y los que no lo son, ya que cada vez son más los que eligen “mostrarse al mundo” desde una “supuesta” naturalidad y espontaneidad.
Si te fijas bien, verás que aunque aparecen casi al natural, en realidad están todas maquilladas - aunque de forma imperceptible para lo que suelen ponerse. Pero todas llevan o una base, o un brillo en los labios y o un poco de máscara. ¿A qué juegan?
Es un juego sutil en el que quieren hacer creer a sus seguidores lo bellas que están sin necesidad de “añadidos”. Si embargo, como bien dices, en las fotos podemos observar que llevan un maquillaje disimulado y cada uno de sus pelos están estudiados. Este juego es realmente peligroso para aquellas jovencitas que creen sus maniobras, y se acomplejan pensando que al natural nunca pueden ser tan guapas como sus ídolos por lo que se desarrollan ideas de belleza realmente exigentes que pueden pasar factura a la imagen personal.
Por muy espontánea que sea la foto, debes desconfiar siempre de la naturalidad de la misma cuándo ésta es realizada por el propio protagonista. Mucho más aún, si este es el mismo que se niega a dejarse fotografiar sin sus mejores galas. Si lo pensamos bien, ese comportamiento no tiene sentido.
¿Le ves alguna explicación lógica? ¿Lo hacen porque se ha convertido en una nueva tendencia? ¿Porque si no suben este tipo de fotos es como reconocer que no valen nada sin maquillaje? ¿Porque quieren hacer ver que son tan guapas o más al natural? ¿Porque no tienen nada que esconder?
Los canones de belleza no son estables. Variables de contexto tan importantes como la cultura o la época de la que se trata, determina qué es bello y qué no lo es. A diferencia de la época barroca cuando se admiraba todo lo recargado y encontrábamos a aristócratas (hombres o mujeres) con suculentas pelucas y grandes dosis de maquillaje, en la época actual se apuesta por lo natural, minimalista y poco recargado.
No hace mucho, en los años 80 en nuestra sociedad gustaban las hombreras, las sombras de ojo pronunciadas y los cabellos enlacados. Sin embargo, en la actualidad se apuesta por un maquillaje natural, peinado espontáneo y un look casual. Al compás de este canon de belleza hemos dejado de lado los posados ochenteros para dar paso en su lugar a los robados y a los selfies “espontáneos”.
Sin embargo, como bien dices, en las fotos de estas y otras celebridades podemos observar que lo casual no lo es tanto, porque cada uno de sus pelos está estudiado y los poros de su piel respiran bajo una tímida base de maquillaje. De esta manera, además de cumplir con el canon actual de belleza juegan a lanzar un sutil mensaje, “soy bella hasta recién levantada”, lo que hace que cuánto más casual sea su imagen aumente exponencialmente su supuesta belleza “natural” la cual no necesita de añadidos.
¿Por qué son siempre selfies? ¿Porque como pretenden hacer ver que son fotos hechas recién levantadas no resultaría creíble que hubiese en ese momento un fotógrafo? ¿Porque una cosa es que ellas se hagan el selfie y otra que los demás las vean de verdad al natural?
Para dar una imagen de naturalidad se usa enormemente la idea de “espontaneidad” y, supuestamente, nada es más natural y espontáneo que un selfie recién levantado cuando se suponen que no te has peinado, vestido y mucho menos maquillado. Sin embargo, un selfie nunca es natural y espontáneo pues ya desde el momento en el que tú decides cuándo coges la cámara y posas de una u otra forma frente a la misma, no hay nada de natural.
La gente confunde los selfies con los robados donde un externo fotografía a otra persona sin que ésta lo sepa, por lo que no le da tiempo a prepararse de ninguna otra manera. Es importante que la gente joven tenga en cuenta la diferencia de ambos conceptos con el fin de que no idealicen más a los famosos creándose expectativas inalcanzables respecto a su aspecto físico.
¿Por qué la gente tiene ahora esa necesidad de mostrarse en cualquier ocasión en Instagram? y ¿Por qué la gente sigue a estas personas y se interesa por su vida y milagros? ¿Somos todos cotillas, queremos parecernos a ellas?
A pesar de que las redes sociales son optativas, lo cierto es que se convierten en obligatorias si quieres seguir estando en tu red social. Quien no está en alguna red social parece no existir. Es más, hoy en día, estar en una red social parece un signo de normalidad que incluso habla de ti. Tanto es así, que en algunos procesos de selección de personal se está preguntando cuántos amigos tienes en Facebook.
Al mismo tiempo, las redes sociales satisfacen un deseo oculto en la mayoría de las personas; cotillear respecto a la vida de los otros. ¿Para qué? Para valorar cómo nos va nuestra propia vida. No hay mejor termómetro para ello que la comparación con cómo les va la vida a otro. Sin embargo, debemos ser cautos a la hora de crearnos una imagen de cómo le va la vida a la persona que seguimos por cualquier red social pues ahí no está reflejada su vida sino lo que esa persona quiere mostrar de la misma, muchas veces relacionado con la imagen social que quiere dar.
Vanessa Fernández, Doctora en Psicología del Instituto de Psiquiatría Martínez Campos de Madrid.
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