Qué mejor manera para ir abriendo boca de lo que nos espera esta semana con la Boda Real inglesa que seguir repasando algunas de las Bodas Reales más importantes de los últimos tiempos.
Hoy repasaremos lo que dio de sí la década de los 90 donde destacaron principalmente dos bodas reales, y las dos precisamente en nuestro país. Evidentemente se trata de las bodas de la Infanta Elena y de la Infanta Cristina que vamos a pasar a recordar a continuación.
Boda Real de la Infanta Elena y Jaime de Marichalar (1995)
El 18 de Marzo de 1995 tuvo lugar en Sevilla la que sería primera boda real desde que se instauró la democracia en España. Numerosos invitados fueron testigos de esta ceremonia en donde la novia apareció vestida con un traje sencillo pero a la vez bastante espectacular, diseñado por Petro Valverde.
La Infanta apareció con un vestido de larguísima cola y un antiguo velo con mucha historia y tradición, no en vano fue el mismo que llevaría su abuela la Reina Federica y su madre la Reina Sofía años atrás, destacando principalmente la ausencia collares para lo amplio de su escote, limitándose simplemente a unos largos pendientes de perlas.
En cuanto al peinado y maquillaje optó por un recogido acabado en trenza mientras que para el maquillaje pudimos verla muy natural con un maquillaje que se extendió hasta todo el escote que era bastante amplio.
Boda Real de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín (1997)
Tan solo pasarían dos años para volver a tener otra Boda Real en nuestro país, más concretamente el día 4 de Octubre y el lugar elegido la catedral de Barcelona.
La Infanta Elena luciría un traje de novia diseñado por Lorenzo Caprile, en tonos marfil con cola de más de 3 metros e inspirado en la flor de lis, una flor con historia ya que es uno de los símbolos de los Borbones.
En cuanto a los complementos luciría una diadema, concretamente del siglo XIX de Oro y Plata con diamantes que pertenecía a su madre, la Reina Sofía.
Sobre el look de novia destaca el recogido bajo, y un maquillaje muy natural con un rostro empolvado para recrear ese efecto porcelana.
Para los labios se optó por un marrón claro mientras que los ojos se enmarcaron en negro realizando la línea inferior por fuera del párpado muy al ras de las pestañas para conseguir así que los ojos no se viesen tan pequeños.
Mención aparte merecen las cejas que parecen haber sido arregladas para la ocasión pero desde luego que no poseen una forma muy favorecedora para su rostro.
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