Soy blanca, blanquísima. Tanto que a pesar de que soy de Sevilla cuando voy sola por la ciudad los cocheros de caballos me hablan en inglés, para que te hagas una idea. De hecho, cuando vivía en Irlanda pasaba bastante desapercibida con la población local. Además, no me preocupa nada serlo: soy de esas personas que de forma lógica usa protección solar durante todo el año y que se pasa las horas centrales del día debajo de la sombrilla cuando está en la playa. Y sí, si me paso un poco más de la cuenta, siempre sin querer, no aposta, mi piel comienza a tomar un colorcito rojo guiri la mar de interesante.
Sin embargo, sería absurdo negar que con un tono bronceado me siento más favorecida, algo que de forma natural suelo conseguir a finales de agosto y perder la segunda semana de septiembre, con suerte.
No obstante, siempre me ha dado bastante miedo probar productos bronceadores. Muchos de ellos son bastante caros, se terminan yendo al ducharte, no se aplican bien, aportan un tono naranja nada favorecedor ni discreto... Así que nunca he terminado de animarme.
¿Qué es lo que ha sucedido ahora? Pues que salió el tema en una reunión de redacción y me ofrecí voluntaria, al igual que para hablar sobre mi experiencia con mi entrenador personal trabajando ejercicios de fuerza, como tributo, en modo Los Juegos del Hambre, a probar la crema bronceadora viral ya agotadísima de Mercadona. Y lo de que es difícil encontrarla es verdad, porque la compré y volví a ir al supermercado tras unos días y ya no había ni una sola unidad de producto. A ver, es normal, sobre todo teniendo en cuenta que cuesta 2,75 euros, es decir, que por probar no se pierde demasiado.
Los resultado de utilizar la crema bronceadora de Mercadona durante una semana
La fragancia
Si te soy sincera al 100%, es la segunda vez que utilizo esta loción, pero la primera vez no puedo considerarla, ya que no me la apliqué de forma constante, así que no puedo comparar los resultados como tal. Lo que sí ha sido notable desde el primer momento ha sido el cambio de la fragancia del producto. Hace un par de años cuando lo compré no me gustaba para nada y me resultaba hasta un poco desagradable, ahora da gusto usarla. Eso sí, si eres de productos sin aroma, probablemente esto no sea para ti.
Cambios visibles desde el primer día
Por otra parte, te puedo decir que noté el cambio de tono en mi piel desde la primavera vez que me puse la crema, de verdad de la buena. Normalmente entreno a primera hora de la mañana y me ducho a la vuelta y a lo largo del día fui notando ese plus de bronceado. He de decirte que procuro exfoliarme la piel una vez en semana y se supone que este hábito también ayuda a que ciertos productos penetren más.
Los cambios además son progresivos, conforme van pasando los días se ve cómo va adquiriéndose un tonito más cálido. Aquí también puedes ir regulando el uso de la crema, ya que puede que llegue un momento en el que quieras ir combinándola con otra hidratante y no usarla cada vez.
Ten cuidado con esto
Si hay algo que tienes que cuidar al aplicarte la crema Bronz Effect de Mercadona es el repasar bien todo el cuerpo. Mi espalda ahora mismo está hecha un cuadro, porque hay una parte que no alcanzo, pero no me refiero solo a eso, sino a aquellas zonas que tienen más pliegues, como los codos, las rodillas, los tobillos o las muñecas. Ahí tienes que esforzarte por integrar el producto hasta que se absorba con bastante mimo y tomarte un tiempecito.
Lávate bien las manos después de cada aplicación
Un error que cometí la primera vez que utilicé la crema bronceadora de Mercadona Bronz Effect fue el no lavarme las manos a conciencia tras usarla. ¿Qué sucedió? Pues que en ese punto sí que parecía recién salida del barrio más irlandés de Dublín. Me faltaban las pestañas postizas kilométricas. Y si no pillas esto, es porque en Irlanda el fake tan es prácticamente una asignatura curricular en cualquier curso escolar.
Empléate a fondo e incide con jabón y agua entre los dedos para que después de aplicar la crema queden lo más limpio posibles.
¿Voy a seguir usando el producto?
Si te preguntas esto con idea de ver si lo compras o no, la respuesta es que sí, al menos de momento y hasta que este cuerpo pise playa o piscina. Eso sí, iré comprobando cómo se sigue integrando la loción y el tono que me va dando, ya que no quiero que resulte algo que quede muy falso a la vista.
Ahora lo idóneo sería dar con unas gotas bronceadoras que consigan que mi cara y mi cuerpo pertenezcan al mismo Pantone.
Fotos | Cristina Sobrino Calado
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