Supongo que todos tenemos semanas duras, intensas de trabajo, casi de locura. Pues bien, acabo de terminar una de esas semanas. Lo peor, jornada intensiva de trabajo, calor, y reuniones por la tarde. Lo mejor, esta muestra de La Mer, el iluminador.
Y me explico. Me levanto sobre las 6 de la mañana, termino la jornada sobre las 16 horas, y esta semana he tenido varias reuniones en horario de tarde. Y hay que lucir bien, no cansada, aunque lo estés, no con ganas de dormir directamente en el coche, no. Así que esta muestra que guardaba para un viaje especial ha sido mi arma secreta.
No me he llevado la crema hidratante a la redacción, sino esta muestra pequeñita del iluminador de La Mer por dos motivos: no ocupa nada, no pesa, es manejable y el efecto es inmediato. Y, el segundo motivo, por cómo con aplicar unas gotas en el rostro y en el cuello la piel luce como si te hubieras realizado el tramiento de la mañana: limpieza, serum, hidratante y contorno de ojos.
Espero que nadie me multe ahora, pero en un semáforo de esos interminables de Madrid cogí el botecito y rápidamente lo extendí. Pequeños golpecitos con las yemas de los dedos y las mejillas se ven jugosas, hidratadas, con un brillo especial. No se notan zonas secas, no se nota que llevas horas sin aplicar una hidratante, es como un flash de luz rápido.
Cierto, no sustituye a ningún tratamiento (os estoy leyendo el pensamiento), pero es una ayuda increíble. Y a mi esta semana me ha permitido acudir a dos reuniones sin planificar y a deshoras, cansada, pero sin que se notara nada y con un aporte de piel jugosa que me encanta.
No es un iluminador de maquillaje, es un iluminador para la piel, para nutrirla, para llevarlo en el bolso hasta que se acabe, o para guardar para momentos especiales.
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