¿Te gusta bailar? entonces seguro que te has adelantado a la ciencia y ya tienes claro hace tiempo que movernos al ritmo de la música nos hace más felices, aun así no está nada mal que nos lo confirmen y conocer todos sus beneficios. Si buscas una excusa para bailar un rato cada día y sentirte bien, hoy vas a poder leerlas todas. Vamos con los primeros motivos:
Adiós estrés, hola autoconfianza
No importa si tenemos más o menos gracia, cuando danzamos liberamos endorfinas (las llamadas “hormonas de la felicidad”), que mejoran nuestro estado de ánimo. Algo que también nos proporciona el ejercicio, pero según explicaron en Psychology Today, bailar de forma regular nos ayuda mejor que el deporte a relajarnos y a tener una mayor sensación de control.
Esto nos encamina a calmar los nervios y así lo comprobaron en un estudio realizado por la Universidad de Nueva Inglaterra, en el que encontraron que tomar clases de tango bajaba más el nivel de estrés de los participantes que practicar yoga o meditación.
Emociones positivas, dominio del cuerpo, menos ansiedad… No es de extrañar que el baile contribuya también a mejorar la confianza en nosotros mismos, algo que afirma un estudio con adolescentes realizado en Suecia, en el se observó que las chicas que asistían a clases semanales de baile tenían más autoestima.
Conclusión: estamos más tranquilas, más seguras y más happy.
Muchas otras cosas buenas
Bailar es una actividad aeróbica estupenda, con ella quemamos calorías, tonificamos los músculos y mejoramos la coordinación, una combinación perfecta para mantenernos en forma. Además contribuye a que mejoremos nuestra postura corporal (imprescindible cuando nos pasamos media vida sentados) y trabaja la flexibilidad y fortalecimiento de las articulaciones.
Cuerpo sano y mente todavía más sana, ya que bailar es una forma de prevenir el envejecimiento cerebral. Según una investigación publicada en New England Journal of Medicine, bailar disminuye el riesgo de demencia en la tercera edad en un 76%, mientras que realizar crucigramas solo lo hace en un 47%.
Tampoco hay que desmerecer otras propiedades positivas como que es divertido, nos causa placer y amplía o refuerza nuestras relaciones sociales cuando salimos a bailar con más gente.
¡A darlo todo!
Podemos apuntarnos a una academía, bailar con o sin compañía, abonarnos a un local de salsa (bachata, merengue o lo que surja) y hacernos incondicionales de la clase de zumba del gimnasio. Todas las opciones son válidas, aunque no hay que olvidar que a veces puede ser algo tan sencillo como poner una canción que nos motive, subir bien el volumen, ¡y bailar!, eso sí, en cualquier caso siempre dándolo todo.
¿Quieres hacer una prueba ahora mismo? Dale al play en el vídeo siguiente y sigue los pasos que te marca. Seguro que cuando lo termines estás (como mínimo) sonriendo.
Y es que, como decía el bailarín Hans Bos:
Mientras bailo no puedo juzgar. No puedo odiar, no puedo separarme de la vida. Solo puedo estar alegre y entero. Es por ello que bailo.
Pues venga, bailemos.
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