De los extractos de las diversas partes de las plantas es de donde salen un montón de principios activos utilizados en cosmética. Las flores es una de las fuentes más poderosas y, a la vez más románticas, y me ha hecho mucha gracia encontrar datos sobre las propiedades de tres flores negras: la rosa negra, la orquídea negra y la amapola negra.
En los laboratorios cosméticos, obtienen con diferentes procedimientos los extractos y aceites esenciales de estas flores para incorporarlos a la fórmula de una crema, fluído o serum. ¿Queréis saber para qué sirve cada una? Atentas.
De la rosa negra o rosa de meidebenne se obtiene un extracto rico en los famosos activos antioxidantes. Entre ellos se encuentran taninos, los mismos que se obtienen de la uva roja y el vino tinto. ¡Tu piel necesita una copita de vino tinto al día!
La orquídea negra también tiene efectos antirradicales libres y además sustancias nutritivas: alimento para la piel. Destaca su poder para almacenar agua, como pozos con reservas de agua que aumentan el nivel de hidratación.
No he visto nunca un campo de amapolas negras (y prefiero las rojas, sinceramente) pero es una fuente de aceites que beneficían a la piel, esta vez asegurando el almacén de lípidos. Mejoran su elasticidad y ayudan al equilibrio de la capa cornea. Las pieles secas lo adoran.
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