El encargado de cerrar la cuarta jornada de la Cibeles Madrid Fashion Week fue un nombre ya asentado dentro del mercado de la moda española: Adolfo Domínguez. El diseñador gallego volvió a afrontar sus habituales diseños que consisten en mezclar tradición y modernidad de forma moderada con la intención de satisfacer a un público medio y lograr unas buenas ventas.
Para la colección Otoño-Invierno 2011/2012 sorprendió ver tanto color en toda la línea, la cual por momentos parecía sacada de la primavera-verano más cercana con intensos colores.
Comenzaba el desfile y lo hacía con abrigos negros largos, hasta la rodilla combinados con gafas de sol retro en tonos cálidos. Lo que podría ser una combinación normal lograba el toque más brusco en el calzado o en los complementos con vistosos colores rojo flúor.
Al poco dio entrada al azul de manera elegante, con buenos looks para la muujer en vestidos con vistosas espaldas al aíre, encaje y distintos broches que se mezclaban con abrigos.
El azul encontró en el negro la mezcla soñada en vestidos geométricos de bandas verticales combinados con botas altas de tacón, calzado que hemos visto en muchos desfiles para el próximo otoño, en especial en la Semana de la Moda de Nueva York.
El rojo también llegaba en otras combinaciones y en prendas de generosa holgura, en especial en pantalones. Después lo veíamos mezclado junto con naranjas en vestidos asimétricos o en abrigos de tres cuartos de cuello alto combinados con pantalones camel hasta el tobillo.
Incluso el gris o el camel adaptaban las nuevas formas anchas a sus prendas.
Pero lo que más llamó la atención de la colección fue su parte flúor con chalecos, faldas muy vistosas y que al combinarse con prendas más apagadas aún destacaban más.
La colección jugaba al despiste porque la época estival parecía estar sobre la pasarela. La moda del blanco de estos meses tomó un papel importante.
Lo mismo lo hicieron flores y distintos estampados animales que hemos visto en otras firmas.
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