Las damas no muestran, insinúan, las damas no andan, se contonean, las damas no arriesgan, son avant garde y jamás verás a una dama con un pantalón pijama o un microtop. Pero las damas de Juanjo Oliva son distintas y tienen el toque inocentón de las belle de jour que se las saben todas y por eso, de noche cuando los gatos son pardos, desnudan su alma y también su cuerpo.
Sus volúmenes son perfectos, por forma y por fondo, redondea a la mujer en sus puntos exactos y la convierte en una silueta de décadas pasadas revisada por el paso del tiempo. Todo es retro, pero nada es antiguo. Y en esta ocasión, como en pocas, Juanjo Oliva se ha olvidado de la noche y de la elegancia para mostrarnos una mujer que pasea por el barrio de Mayfair, nunca antes de mediodía, acompañada por su perrito y su Birkin. Precioso su toque british con tintes deportivos, perfecta su revisión de la cazadora perfecto convertida ahora en vestido, después en abrigo, ideales sus pantalones sporty con cremalleras, sus trenkas de mujer que años ha dejó el Kings College y ahora es jet set, precioso su baño de purpurina que tiñe faldas y pitillos.
Y para el final lo mejor, las damas también se muestran sin tapujos y sin recato (con encajes transparentes y paso firme).
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