Desde que Elon Musk confesara abiertamente haber usado semaglutida para perder peso, la sombra de haber hecho lo mismo lleva tiempo sobrevolando a multitud de otras celebridades de Hollywood como, por ejemplo, las Kardashians. Sin embargo, no se trata de una nueva dieta ni de un suplemento milagroso sino de un fármaco para las personas diabéticas. No obstante, para entender bien este fenómeno, primero tenemos que rebobinar un poco.
Todo empieza con otro fármaco inyectable llamado Wegovy y que fue autorizado para la pérdida de peso por la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos. Más concretamente, para el control crónico del peso en adultos con obesidad o sobrepeso con al menos una afección relacionada con el peso (como presión arterial alta, diabetes tipo 2 o colesterol alto).
Lo que pasa es que, debido a su alta demanda, los profesionales médicos han tenido que acabar recurriendo a un fármaco similar, pero que no está aprobado por la FDA con ese fin. Se trata de Ozempic, destinado a diabéticos tipo 2 y que, tras viralizarse como adelgazante, escasea para las personas que lo necesitan de verdad.
Tal es su éxito que Novo Nordisk, el único fabricante aprobado por la FDA de semaglutida (el químico activo detrás de Ozempic), se ha convertido en la segunda empresa pública más valiosa de Europa. Solo después de LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton y superando, por mucho, a otras nacionales de Dinamarca como Lego y Carlsberg.
Y es que Novo Nordisk es la empresa de este país que ostenta mayor valor de mercado. El aumento en la demanda mundial de tratamientos para bajar de peso ha disparado su fortuna y se ha reflejado en la economía danesa, por ejemplo, llevando a tasas de interés excepcionalmente bajas.
Según el New York Times, el precio mensual de estos fármacos en Estados Unidos es de 1300 dólares en el caso de Wegovy y de unos 900 dólares para Ozempic. Los seguros médicos no los cubren si no cumples con los requisitos necesarios: obesidad y otra afección (diabetes tipo 2, presión arterial alta o colesterol alto). No obstante, si los puedes pagar de tu bolsillo, puedes conseguir la receta de un médico y acceder a ellos sin necesidad de padecer obesidad.
La clave de las semaglutidas es que obligan al cuerpo a producir más insulina, lo que ayuda a los pacientes con diabetes a reducir la cantidad de azúcar en la sangre. Pero, en dosis más altas, también interactúa con las partes del cerebro que regulan el apetito creando la sensación de saciedad.
En España, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, como la FDA, ha lanzado la alerta ante los problemas de suministro para que el uso de Ozempic sea exclusivo para los enfermos de diabetes. No obstante, el único fármaco aprobado aquí para tratar la obesidad es el Liraglutide, más conocido como Saxenda y, para que escaseara, los profesionales sanitarios tendrían que proceder como en Estados Unidos y acceder a recetar un fármaco para perder peso que realmente se ha probado para la diabetes.
Foto de portada | @kimkardasian
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