Lo bueno y mejor siempre suele ser lo que no está al alcance de todos; mientras nosotros nos deleitamos y conformamos con vestidos imposibles a la luz de los focos, las celebrities se entretienen de lo lindo por partida doble: backstage más party. Es decir lo que el ojo no ve. O al menos, no todo.
Y es que yo creo que más que por poder disfrutar del espéctaculo más grande del mundo, las famosas de primera y de segunda fila, se desplazan a París a ver y ser vistas en discotecas y entre bambalinas, lo que de verdad es suculento y jugoso, son las fiestas en los hoteles lujosos.
Esas a las que quizás algún día estemos invitados.
Y es que cualquier excusa es buena para celebrar una reunión de amigos; la presentación de una línea de jeans, un cumpleaños, lo que sea, lo que importa e interesa, es el poder de convocatoria, aquí vemos por ejemplo a André Léon Talley, del que os hablé el otro día, junto a Daphne Guiness, por cierto, de Alexander McQueen, una señorita muy pudiente, heredera del imperio de cerveza que lleva su nombre, y que solamente viste de Alta Costura, a la que muchos conoceréis por un reportaje que pusieron hace unas meses en la televisión pública (os lo recomiendo, seguro que navegando por internet dáis con él).
Aquí está nuestra querida Eugenia Silva, que desfiló para Jean Paul Gaultier.
Lou Douillon, me encanta, me encanta y me encanta, siempre.
Rachel Zoe, no puedo con ella, de siempre.
Tatiana Santodomingo (ex cuñada de Silva), que o ha convertido a Andrea Casiraghi en perro o lo ha dejado en casa y se ha traido a su mascota, que sigue mona, pero tan despeinada como de costumbre,
y estas chicas anónimas, cuya labor desconozco, pero cuyos looks me encantan. ¿Veis como la verdad está ahí fuera?
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