Repite conmigo: irse de campamento ES bueno para los niños. Pero no sólo lo haces por su bien: también es bueno para ti. Lo mismo hay que escribirse esta lista una y otra vez hasta que la tengamos interiorizada o, al menos, nos la creamos de alguna manera. Personalmente, cada vez que tengo dudas sobre el asunto me la repito en voz alta (unas veinticinco veces al día).
Que se vayan de campamento es BUENO para ellos.
1.- Nuestros hijos ganan en independencia, porque tienen que tomar decisiones sin nuestra supervisión y resolver problemas de forma individual.
2.- Y también en autoestima porque por mucho que nosotros nos pongamos siempre en lo peor, sabrán resolverlo a su manera y eso les dará más confianza en sí mismos.
3.- Desconectan de la tecnología y conectan con la Naturaleza. Después de un año entero encerrados en casa, tienen la oportunidad de salir al exterior y correr, nadar, jugar, etc. Y experimentar cosas que es difícil que experimenten en la ciudad y les da un punto de vista del mundo completamente diferente
4.- En consecuencia, hacen ejercicio físico y respiran aire puro. Y tienen la oportunidad de salirse de la rutina, jugar sin planificarlo, improvisar…
5.- Mejoran sus habilidades sociales. Ir a un campamento significa unirse a una comunidad con sus propias normas donde tendrá que aprender a cooperar y a trabajar en equipo con desconocidos, vivir en tiendas o cabañas con otros niños diferentes, trabajar, etc. Además, es el sitio perfecto para hacer amigos y con un puñado de experiencias que nunca olvidarán.
Repite conmigo: que se vayan de campamento ES bueno para ti.
Puede que mientras estés leyendo esto una vocecita dentro de ti te esté enumerando todas las razones por las que la lista anterior puede fallar. Vamos, puede que estés en un estado de nervios tan histérico como el mío. Pero precisamente esa inseguridad a la hora de romper el cordón umbilical con tus hijos es una de las razones por las que los expertos nos recomiendan cortarlo y mandar a nuestros hijos a un campamento.
Vivimos en una sociedad excesivamente protectora y dependiente con los niños. Nos pasamos el año supervisando y vigilando, así que es normal que cuando mandemos al niño unos días fuera, sintamos que estamos echando por la borda todo ese esfuerzo, todas esas responsabilidades… Y en opinión de esos mismos expertos es que tenemos que hacerlo. Tenemos que rendirnos.
El psicólogo Michael Thompson, autor del libro Homesick and Happy: How time away from parents can help a child grow, dice que mandar a los niños de campamento es el antídoto para todos los padres que vivimos inmersos en la era de la ansiedad supina.
Padres que también estamos olvidando (quizá aposta) que algunos de los mejores momentos de nuestra infancia, esos maravillos recuerdos, fueron de momentos en los que no estábamos con nuestros padres. Pero LO-OLVIDAMOS.
Pensamos que somos el centro del universo de nuestros hijos, pero ni lo son ni ellos deberían ser el nuestro. Ana Cantarero, psicóloga y sexóloga de esta casa, nos aconseja aprovechar estas vacaciones de responsabilidades para hacer todas esas cosas por las que suspiramos durante el resto del año. Cosas como:
*Ir a un restaurante con manteles y servilletas de tela y varias copas por comensal.
*Darnos un baño muy largo. O un masaje. O un fin de semana en un spa.
*Tener sexo a la hora que nos apetezca.
*Ir al cine a ver algo que no esté protagonizado por Pocoyó.
*Hacer mucho lo que nos apetece y menos lo que no nos apetece.
*Portarnos como idiotas (total, no tenemos que dar ejemplo a nadie)
*------- (poned aquí lo que se os ocurra)
Etcétera, etcétera.
[
](https://www.instagram.com/accounts/login/?next=https%3A%2F%2Fwww.instagram.com%2Ftrendencias%2F)
En Trendencias | Las 55 cosas que siempre puedes hacer aunque seas madre