Quien tenga un gato, o haya convivido con uno, sabe que no es raro llevarse un mordisco o arañazo ocasional. A veces es porque metemos la mano en el momento menos apropiado y, otras, porque nuestro pequeño felino está harto de que lo acariciemos o considera que no lo estamos haciendo de la forma que él considera correcta.
Y la verdad es que, aunque un arañazo de vez en cuando, como pago por acariciar a nuestro gatito, merece la pena, no estaría mal poder ahorrárnoslo. Por suerte, hay una forma adecuada de acariciar a los gatos que nos asegura que nunca sientan la necesidad de darnos un mordisco.
Lo primero es entender que, aunque son animales caseros, siguen teniendo un instinto salvaje muy acentuado. Por ello, la clave está en seguir su ritmo. Aprender a conocer las señales del gato salvará nuestras manos de muchos disgustos. La clave es saber cuándo el gato está relajado y con ganas de mimos, pues ese será el momento perfecto para acercar tus manos. Si está de humor para jugar, es mejor alejar las manos y acercar un juguete.
Ahora que sabemos eso, la siguiente pregunta es dónde acariciarle. Y es que los gatos tienen zonas predilectas y otras que no dejarán que les toques. Cada gato puede tener sus favoritas - la mía no deja a nadie tocarle la barriga -, pero, en general, a todos les gusta que les toquen por la zona de las mejillas y la barbilla, así como justo entre sus orejitas.
Si quieres ir a por el 10, es buena idea fijarte en su respuesta cuando lo acaricias. Deja que sea él quien inicie el contacto, fíjate en su cola y si la mueve enérgicamente de un lado a otro, estando baja, mejor dejar las caricias para otro día. Sin embargo, si ronronea es que por ahí vas bien.
Si se aleja de la mano, aplana las orejas o intenta mordernos, mejor dejarlo para otro momento en el que el gato esté más receptivo, porque el siguiente aviso seguramente no sea tan relajado. Con estas claves, y sabiendo que todos los gatos tienen personalidades diferentes y no todos tienen las mismas necesidades de mimos, no hay motivo por el que no podamos tener una relación perfecta con el rey de nuestra casa.
Imágenes | little plant en Unsplash y Paul Hanaoka en Unsplash
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