Gisèle Pelicot ha conseguido cambiar el tratamiento público de los casos de violación. No ha sido suficiente para cambiar la justicia

El juicio por el caso Pelicot ha llegado a su fin y Dominique Pelicot ha sido condenado a 20 años de prisión. El resto de los 50 hombres acusados cumplirán penas de entre 3 y 15 años

Gisele Pelicot Ha Conseguido Cambiar El Tratamiento Publico De Los Casos De Violacion
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El caso Pelicot ha llegado a su fin. Dominique Pelicot, ha sido declarado culpable de violación agravada, después de agredir a la que fue su esposa, Gisèle Pelicot, durante al menos nueve años junto con decenas de hombres. Lo hacía sedándola con tranquilizantes que le administraba escondidos en la comida y la bebida. No es su única condena, ha sido declarado culpable de tentativa de violación y violación agravada de C. Marechal, culpable de difundir imágenes en prejuicio de su exesposa y culpable por fotografiar a su hija Caroline y a sus dos ex nueras. Y solo le han caído 20 años. Los otros 50 acusados de agredir sexualmente a Gisèle Pelicot han sido también declarados culpables con penas inferiores a lo que solicitaba la Fiscalía y que va de los 3 a los 15 años. Algunos de ellos ni siquiera entrarán en prisión como informaba El País.

El juicio que “conmovió a Francia” en realidad parece que no solo ha conmovido a Francia sino al mundo entero, pero a nivel judicial no ha cambiado nada y el sistema sigue igual. Aunque sí que hay alguien que ha cambiado las cosas. Gisèle Pelicot. La víctima. La mujer que ha sufrido. Es ella quien ha conseguido cambiar el tratamiento público de los casos de violación. Es ella quien no ha sentido vergüenza, y le ha pasado ese sentimiento a todos los acusados. Ellos se tapaban, se ocultaban y bajaban sus miradas mientras ella se mostraba con el rostro descubierto y la cabeza alta. Gisèle insistió en que el juicio fuera público y la prensa pudiera entrar y contarlo, algo inusual ya que las víctimas tienden a sentirse avergonzadas injustamente.

Como bien afirma la experta en comunicación no verbal Patrycia Centeno en El periódico, “Gisèle le ha pegado una patada al esterotipo estético de lo que social y judicialmente aún se considera una víctima sexual "creíble". Pase lo que pase, la vergüenza ha cambiado de bando”, afirmaba Centeno haciendo alusión las declaraciones de la víctima el primer día del juicio, cuando declaraba “Es la hora de que la vergüenza cambie de bando”, un eslogan del feminismo que Gisèle Pelicot convirtió en bandera no solo de su lucha, de la de todas las víctimas.

Las reacciones a las condenas del caso Pelicot

Sin embargo, la justicia se ha quedado corta a pesar de que se ha decretado la pena máxima. Después tres meses y medio de vistas, los hombres juzgados en el mayor proceso por violación mediante sumisión química de la historia judicial francesa eran declarados culpables. El principal acusado solo con veinte años por más de una década de abusos y vejaciones. Cuando el tribunal leía el fallo, Dominique Pelicot escuchaba sin expresar emoción alguna, y rompía a llorar encorvado en una silla al escuchar las sentencias de los otros cincuenta acusados. Gisèle Pelicot, escuchó la sentencia acompañada de sus tres hijos y la familia negaba con la cabeza durante la lectura de las condenas. A pesar de ello, Gisèle Pelicot asegura que “respeta al tribunal y la decisión del veredicto” y que “este proceso ha sido una prueba muy difícil”. Sus hijos en cambio, y según declaraba a medios franceses un miembro de la familia, están “decepcionados con las penas bajas”.

Gisele Pelicot Ha Conseguido Cambiar El Tratamiento Publico De Los Casos De Violacion 1 Caroline Darian y David Pelicot momentos antes de conocer la sentencia

Un cambio a nivel social

Pero si hay algo con lo que tenemos que quedarnos es con su lucha. Con la de Gisèle que, en contra de lo establecido, quiso abrir las puertas del proceso y hacerlo público incluso cuando se proyectaban vídeos de las violaciones grabados por su exmarido, buscando “que la sociedad hiciera suyos sus debates”, como ella misma declaraba tras el juicio. “No lo he lamentado en ningún momento", y añadía que esa lucha, su lucha, ha sido por sus hijos, nietos y nueras y por “todas las víctimas no reconocidas” porque en sus propias palabras, “compartimos la misma batalla”.

Aunque en Francia se llamó “el caso de las violaciones de Mazan”, para el resto del mundo es el caso Pelicot, apellido que comparten víctima y verdugo. En Francia parece que se usa el nombre de una localidad para “esconder” al principal culpable. Pero la lucha de una víctima puede cambiar las cosas. En el juicio, y cuando uno de los abogados le preguntó por qué quiso conservar su nombre a pesar del “tsunami” que afectó a la familia, ella fue clara: “Tengo nietos y no quiero que se avergüencen de usar ese apellido. Quiero que estén orgullosos de su abuela. A partir de hoy se recordará a la señora Pelicot y cada vez menos al señor Pelicot”.

Aunque en esta ocasión la justicia no se ha visto modificada, la sociedad sí gracias a una víctima que no ha quedado en el olvido. Que no ha permitido que la vergüenza la tapara. Gisèle Pelicot ha conseguido un verdadero cambio. "Tengo confianza ahora en nuestra capacidad de afrontar colectivamente un futuro en el que todos, hombres y mujeres, puedan vivir en armonía con respeto y comprensión mutua", aseguraba a la salida del juicio. Ojalá sea cierto.

Fotos | Gtres

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