Hoy empiezan los sanfermines. Las autoridades de la ciudad han redoblado esfuerzos para que no haya agresiones sexuales durante el transcurso de las fiestas. Porque durante estos días habrá en las calles de Pamplona muchos hombres, muchas mujeres y mucho alcohol. Y se sabe (por los antecedentes de otros años) que esa es una combinación que resulta un caldo de cultivo peligroso para las agresiones sexuales. Se sabe y es bueno que se prevenga, por supuesto. Pero, ¿no es una auténtica locura haber naturalizado ese pensamiento?
Imaginemos que, en lugar de hablar de agresiones sexuales, tuviéramos en mente otros delitos. «Hoy empiezan los sanfermines y aumenta el riesgo de asesinatos en serie en Pamplona». «Las autoridades navarras redoblan esfuerzos para evitar que los asistentes a las fiestas atraquen bancos de forma masiva». «El alcohol provoca que en Pamplona aumente el número de tiroteos en plena calle». «Alerta durante los sanfermines por el alto riesgo de que grupos de jóvenes borrachos incendien la catedral». Pensaríamos que alguien se ha vuelto loco, ¿verdad? Pero no lo pensamos cuando asumimos que el alto número de personas viviendo días de fiesta continua puede dar lugar a agresiones sexuales.
Y lo asumimos porque ha ocurrido antes, claro. El año pasado las agresiones sexuales durante los sanfermines saltaron a todas las portadas con el caso de la chica supuestamente violada por cinco miembros de un grupo de amigos (el caso está pendiente de juicio). El Ayuntamiento de Pamplona publica desde hace algunos años la guía Por unas fiestas libres de agresiones sexuales. Este año se ha presentado una app para móvil que permite denunciar delitos sexuales (entre otros) en tiempo real de manera sencilla. ¿Por qué? Porque todos saben, desde los asistentes hasta las autoridades, que la agresión sexual es un riesgo real cuando el alcohol o las drogas entran en la misma ecuación que hombres y mujeres de fiesta.
Lamentablemente, este riesgo no es patrimonio exclusivo de los sanfermines. Casi cualquier fiesta masiva, en España y en otros países, acaba con saldo positivo de denuncias por agresión sexual. En las últimas horas, conocíamos que en Suecia se ha cancelado la edición del año que viene de un conocido festival de música porque en los cuatro días que duró la de este año se registraron cuatro violaciones y veintitrés agresiones sexuales. En la muy moderna e igualitaria Suecia, nada menos.
Cuando las mujeres caminamos solas por la calle por la noche, muchas veces tenemos miedo. Si oímos pasos detrás de nosotras por un lugar solitario, se nos disparan las pulsaciones. Estoy segura de que, si hiciéramos una encuesta, pocas tendríamos miedo a toparnos con un asesino en serie o un pirómano, por ejemplo. La mayoría pensamos en la violación. Porque es muy poco probable lo otro y demasiado habitual la agresión sexual.
Nos parecen muy loables los esfuerzos que se realizan en Pamplona por prevenir estas agresiones. Quizá incluso hasta la cancelación de eventos para evitar el riesgo, por más que la solución para evitar violaciones nunca debería ser que nos quedemos en casa. Pero la solución real está en la educación. En la educación en igualdad de niños y niñas. En la no culpabilización desde algunos medios de comunicación de las mujeres que se desinhiben durante unas fiestas. En la no igualación de víctimas y verdugos, porque estar o no borrachos, drogados o lo que sea no hace que sea lo mismo ser violada que violar. Porque solo educando en feminismo podremos llegar a esa igualdad que hará, ojalá algún día, que una mujer se sienta igual de tranquila que un hombre cuando camina por la calle durante unas fiestas.
Imágenes | Gtresonline.
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