Córdoba tiene tanto bueno que intentar resumirlo en un solo artículo es una tarea imposible. Su impresionante mezquita, ahora conocida como la Catedral de la Asunción de Nuestra Señora, es solo la primera de muchas maravillas que puedes visitar en Córdoba. El Alcázar de los Reyes Cristianos, el puente romano, los patios de Córdoba o la sinagoga, la única en Andalucía y la tercera de las mejor conservadas de época medieval de toda España. Pero su gastronomía es imperdible también y de eso venimos a hablarte hoy. Concretamente de un plato típico en tascas y tabernas en la capital califal.
En la costa andaluza existe un pez que, durante el verano, suele acercarse más a la costa para alimentarse, lo que hace que aumente el riesgo de picadura para los bañistas. Se le conoce como pez araña o Trachinus draco, y su veneno provoca síntomas como inflamación de la zona afectada, dolor intenso y quemazón, llegando en los casos más graves a causar vómitos, fiebre, insuficiencia respiratoria, convulsiones y hasta la muerte. También se le llama pez escorpión, faneca brava, escarapote, sabirón o salvario y tiene tres aguijones en su cabeza que se clavan en los pies al caminar descalzos por la arena. Pues bien, ese pez que temes en la playa, en Córdoba lo fríen y está buenísimo.
La araña frita cordobesa, una fritura típica
La araña frita, como más habitualmente se prepara aunque también podemos verlo a la plancha, forma parte de la carta de tascas, bares y restaurantes. Y sin que exista ningún peligro para nuestra salud al comerlo. Este pescado blanco genera una fritura sedosa, con un bocado jugoso como el de los fritos de pixín.
Junto con las conocidísimas berenjenas fritas con miel y los flamenquines, la araña frita se coloca como una de las frituras más ricas de Córdoba, y la más original y especial ahora que sabemos de qué se trata. Se prepara con un aliño como haríamos con el cazón en adobo, pero con menos comino y mucho menos subido de acidez. Lleva limón, ajo y perejil y el secreto, según un camarero de la Taberna San Cristóbal, el local pionero en servir este pescado, "está en que quede blanquita". Se fríe con aceite de oliva virgen y se sirve bien caliente con un alioli ligero.
Si quieres comerlo en casa cuidado. Se trata de un pescado que sigue teniendo veneno aún cuando está muerto, así que limpiarlo bien es complicado por su gran cabeza y sus púas, pero una vez descabezada se elimina el veneno y tenemos dos lomos largos y limpios, que se trocean, aliñan y fríen. Si quieres un consejo, no lo pruebes en casa. Mejor hazte una escapada para descubrir Córdoba y probar su araña frita en uno de sus bares. Hay muchos cerca de la plaza de toros de Córdoba, y en la Taberna San Cristóbal, El Rincón de Paco o en la taberna La Bodeguilla por ponerte algunos ejemplos. El viaje valdrá la pena ya solo por este bocado.
Fotos | Nathalia Segato en Unsplash, Directo al Paladar, Philippe Guillaume en Flickr
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