Si pudiera elegir la forma de morirme sería como la de Zelda Klapan, icono de la sociedad neoyorquina. Zelda Klapan murió a la edad de 95 años, de un infarto, viendo un desfile de Joanna Mastroianni en la semana de la moda de Nueva York. Zelda Kaplan era habitual en los front row de Nueva York, siempre estaba en primera fila atenta a los pasos de las modelos y de las colecciones que presentaban sus diseñadores favoritos. Vivió una vida intensa y plagada de moda.
Zelda Klapan nació el 20 de junio de 1916, en Flemington, Nueva Jersey. Su familia tenía una granja de caballos. No sabemos mucho sobre su vida pasada ya que no le gustaba hablar sobre ello. Se casó 3 veces, su segundo marido, Samuel Kaplan, la ánimo a que se mudaran a Miami. A ella no le gustaba demasiado vivir allí, el rol de ama de casa no le iba demasiado. En 1960 se divorcia de su marido y se muda a Nueva York. En la gran manzana empieza a trabajar como profesora de baile. El fox trot se le daba maravillosamente bien, según cuentan. También trabajó en una galería de arte. Vivía prácticamente de la venta de la granja familiar y de los ingresos de algunas inversiones.
Zelda viajó constantemente a lugares como Malí, Ghana y Etiopía, le atría la cultura indigena y realizaba viajes en busca de tallas de madera y de telas para fabricarse su propio vestuario. Hizo muchos viajes en nombre de la World Culture Society, una organización que fundó y financió.
Zelda se convirtió en una "celebritie" gracias a un documental llamado “Her Name Is Zelda" (2003) que se presentó en HBO. A partir de ahí la prensa y las revistas de moda se hicieron eco de la extraordinaria Zelda.
Zelda era una habitual del blog sobre gente mayor con estilo, Advance Style.
Zelda era una aventura incansable y de una curiosidad innata por todo lo que le ofrecía la vida. Le encantaba ir de fiesta en fiesta y bailar hasta al amanecer. Su presencia era un soplo de aire de fresco y de buen rollo, se movía en los ambientes selectos y jóvenes como pez por el agua.
Sus gafas redondas, sus gorros y sus trajes anchos de telas étnicas eran su marca de identidad. Un estilo diferente, extravagante, moderno y libre la convertían en un icono difícil de olvidar.
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