Hace unos días continuando con nuestro especial Relojes de lujo y centrándonos ya en el tema de las marcas os hablamos de Rolex, como titulé yo misma uno de los nombres más famosos de la relojería, pero claro, no es el único, hay muchos que con más (rara vez) o menos popularidad han conseguido hacerse un hueco en el mundo de la relojería de lujo, uno de ellos, el que vamos a tocar hoy, Cartier. Conocido sobre todo por sus joyas pero sus piezas de relojería no tienen nada que envidiarles. De hecho en este mismo especial ya os hemos hablado de alguna de sus piezas actuales, como el modelo Tortue o el modelo Ballerine.
La historia de Cartier comienza en 1847, cuando Louis-François Cartier toma de manos de su maestro, Adolphe Picard, su primera joyería, situada en el 29 de la rue Montorgueil de París. Destacó desde el primer momento, tanto que en 1899 su hijo Alfred Cartier decidió trasladarse al domicilio que sigue teniendo en este momento la joyería, el emblemático 13 de la rue de la Paix, en pleno centro de París.
Fue el pistoletazo de salida no sólo para Cartier, sino para muchas otras marcas de joyería que siguieron su ejemplo y se instalaron en la misma calle, consiguiendo concentrar en ella todo el talento joyero de París, entre los que Cartier por supuesto tenía un lugar especial. Sin embargo no fue hasta más tarde cuando la marca salió de las fronteras de Francia. Sólo se instaló en Londres (1902) y Nueva York (1909) después de que los tres hijos de Alfred tomaran la dirección de la marca: Louis, Pierre y Jacques.
Saltándonos todo el tema de la joyería, del que seguro que habrá mucho que hablar más adelante y volviendo a la relojería, la historia de Cartier empiezaría en 1904, cuando aparece el primer reloj de pulsera de su mano.
Era el modelo Santos del que ya nos habló Cristina en este mismo especial. Y nació como nacen todos los grandes inventos de casualidad, fruto de una conversación entre amigos. Louis Cartier hablaba con su amigo Alberto Santos-Dumont (aviador), que se quejaba que durante los vuelos no podía ver la hora en su reloj de bolsillo, así que Louis, junto con el maestro relojero Edmond Jaeger idearon el reloj de pulsera para solucionar los problemas de su amigo.
Como veis los diseños de relojes de Cartier desde el principio nacieron marcados por la originalidad y la innovación, hoy por hoy no es menos, entre sus modelos podemos ver formas divertidas, elegantes, simples o recargadas, los hay para todos los gustos.
Mi preferido sin duda es el modelo Ballerine, del que ya sé que os hablé ya pero que no puedo resistirme volver a colgar, me gusta como baila en la muñeca de forma elegante:
La colección Cartier libre que encabeza el post, es la demostración directa de lo que os estaba diciendo sobre la innovación, formas divertidas y totalmente diferentes que a nadie harían pasar desapercibido a pesar de su pequeño tamaño.
Este por ejemplo es el modelo Perles que además de la forma divertida está engastado en diamantes redondos, con una esfera en nácar, y dos perlas cultivadas, una auténtica joya.
Y por último la colección Tank, con varios modelos, por ejemplo este, Tank Louis Cartier, en oro blanco de 18 kilates y con corona perlada adornada con un capuchón de zafiro.
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