La vela que hoy os presentamos en rigurosa primicia, ha sido bautizada con el nombre de Svicka III, pertenece a la firma de perfumería nicho Quintessence de París, y es obra de Eric Schmitt.
Schmitt se define a si mismo y explica su última creación de la siguiente manera: “Mi trabajo es la consecuencia del escultor que casi soy, del arquitecto que me hubiese gustado ser y del diseñador que no soy para nada”.
Todo comenzó cuando le invitaron a Bohemia para que se ocupase del tema del alumbrado de un palacio. El electrizante ambiente del taller de Ajeto, donde los sopladores de vidrio hacen girar – como si fuesen acróbatas -, la masa incandescente al otro extremo de un bastón (con electrizante música hard rock de telón de fondo, y un buen trago de cerveza para refrescar sus gargantas), no es nunca un obstáculo para que el resultado final sea siempre fabuloso.
Después de asistir a tan magnífica performance, como todavía quedaba tiempo, los artesanos animaron a Schmitt a que probase. El artista se divirtió realizando unos pequeños jarrones. Después de enseñárselos a Valentine Pozzo di Borgo, como eran absolutamente magníficos, decidieron reproducirlos en un tamaño más pequeño para que pudiesen acoger en su interior una preciosa vela.
El perfume elegido para esta vela está a años luz del ambiente viril que se respiraba en el taller de los sopladores de vidrio: bergamota, limón, menta, romero, tomillo, laurel, patchouli, resinas de Asia y de Creta. Todos estos olores se entremezclan creando un maravilloso potpourri que proporcionará 400 horas de agradables efluvios antes de que podamos volver a utilizar el jarrón para colocar unas flores.
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