Es terrible entrar en la categoría de dulces en Dean & Deluca para ver las novedades que nos proponen: justo se nos pasa el empacho de Navidadesy ya nos están tentando con delicatessen para San Valentín. Así no hay quien siga una dieta pero, viendo sus productos, ¿a quién le importa?.
Esa tarta en forma de corazón tiene además un diseño de joyero realizado con azúcar, mantequilla, chocolate blanco y perlitas de pastelería en el acolchado. Demasiado bueno para resistirse. ¿Para postre o para llevarla de picnic a la hora de la merienda?.
Quien esté en Nueva York, le aconsejo que pase por su tienda y vea el escaparate. Cada año lo decoran de tal forma que parece un teatro de corazones y bombones interpretando una naïf historia de amor.
Las rosas rojas son un tópico pero no hay mujer que no se emocione si se las regalan, especialmente en ocasiones como el 14 de febrero. Aunque éstas no son naturales sino de azúcar y hechas a mano. Las envían con tallo largo y empaquetadas en una caja de floristería. Si se las come o las conserva así es ya decisión suya.
Esta tarta es otra de las novedades pero, aunque parece tan apetitosa como las demás, hay que fijarse mucho en los mini-corazones en oro comestible que lo adornan: demasiado pequeños. Por dentro, mousse de chocolate negro y frambuesas, helado de vainilla, crema de mantequilla y chocolate blanco para el envoltorio del bizcocho. ¡Casi mejor pedir dos!
¡Habeis visto qué monada de mazapanes!. El mazapán es una pasta muy apreciada y utilizada por Dean & Deluca y en esta ocasión Rebecca Russell ha elaborado una pareja de pandas y otra de cerditos de lo más feliz y enamorados. El regalo, un corazón rojo, of course. Esos artículos peligran mucho menos en el transporte.
Existen otras tantas acertadas posibilidades en su escaparate que no puedo publicarlas todas. Desde cookies con mensajes de amor como en la foto superior en azúcar glass hasta diversos packagings de bombones y trufas con la omnipresente forma de corazón (fotos en la galería de imágenes).
Ahí encontrarás también el corazón de chocolate negro y almendras con lámina de oro de François Pralus: una belleza comestible. Amor y dulces, ¿qué más se puede desear?.
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