No sólo forma parte del 80 % de nuestro cuerpo, sino que el agua ha entrado con fuerza y con diseños exclusivos, en el mercado internacional. Ya no hay fronteras y esta agua no se beben en vaso, ¡sino en copa!
Nueva Zelanda ha presentados dos “modelos” en el mercado: 420 Volcanic y Antipodes. El primero es un agua de lluvias que cayó hace más de cincuenta años en lo alto de las colinas del extinto volcán de South Islands Banks. Con el paso del tiempo, la presión hizo que subiera hasta la superficie desde una profundidad de 200 metros. La puedes encontrar embotellada a un precio de 3.75 (botella de 0.452 litros).
Antipodes es el segundo tipo. De un acuífero de la bahía de Plenty a una botella que por su aspecto recuerda una rebotica. Posee un nivel alto de silicio, lo que le otorga cierto sabor amargo, y algo de gas. 6 euros por litro.
De Australia nos llega Cloud Juice, de Tasmania. Según su fabricante, cada botella contiene exactamente 9750 gotas de agua de lluvia recogidas en King Island, a 40 grados de latitud sur. Su carácter cambia según la temperatura a la que se sirva: fría, posee un toque dulzor muy refrescante.
De Sudáfrica llega Karoo. En lenguaje local significa “lugar de sed”. El agua se consigue en un oasis semidesierto de las montañas Paardeberg, donde brota a través de grietas y fisuras. Muy pura, de bajo contenido en minerales y un fino sabor. 5.25 euros por 0.75 litros.
