Ayer hizo un día precioso. Hacía un poco de frío, pero el cielo estaba limpio y soleado gracias a ese vientecillo zubón que nos ha estado azotando estos últimos días. Me sentía feliz. ¡Por fin iba a conocer las nuevas colecciones que la firma italiana Pomellato presentaba en el hotel Santo Mauro de Madrid! Un motivo de fiesta para mi, una “Pomellato addicted” confesa.
Nada más entrar, enseguida se nos acercó Roberta Segagni –relaciones públicas del departamento de prensa internacional de la firma -, quien amablemente nos fue acompañando durante todo el parcours, explicándonos ¡en italiano, inglés y francés! (¡qué máquina!) todas las características de las joyas expuestas. Una reinterpretación de las colecciones que más éxito han cosechado a lo largo de estos últimos años.
En la nueva versión de la colección Veleno, la piedra en cabujón - que parece la gota transparente de una poción mágica (de ahí le viene el nombre de “veneno”), se agranda adquiriendo una forma un poquito más ovalada. Su montura en oro rosa, sujeta las delicadas amatistas y las piedras en cuarzo rosa y blanco con cuatro garras dando pruebas de gran virtuosismo por parte de los maestros joyeros de la firma.
Los calados de inspiración árabe nunca han sido santos de mi devoción, pero el pendentif Victoria realizado en ágata blanca calada colgado de una cadena de oro con eslabones alargados de forma ovalada me llamó la atención. Quizá fuera por un diminuto charm realizado en cristal de roca adornado con piritas. ¡Monísimo!
Espectacular el macizo anillo de aspecto cardenalicio realizado en azabache sobre el que los artesanos joyeros de la firma han depositado una lámina de oro con encaje floral cubierta por cristal de roca, y rodeada por una doble corona de brillantes negros. Sin duda alguna, el azabache es uno de los protagonistas indiscutibles de esta colección. Lo pudimos ver declinado en anillos, y pendientes en forma de gota.
El anillo cult de la firma, el modelo Nudo, añade a su ya multicolor paleta una nueva piedra, el topacio, pero de una tonalidad azul clara, parecida a la del aguamarina. El resultado es mucho más exótico y liviano.
La característica inconfundible de la línea Colpo di Fulmine (que traducido podría venir a decir algo parecido a “Amor a primera vista") es su piedra, finísimamente tallada. Tanto que casi parece transparente. Recuerda un poco a las pinceladas que se dan cuando se pinta con acuarelas. La piedra central va rodeada de una delicadísima y finísima corona de pequeñas piedras. Las combinaciones de colores son de lo más sugerentes y vistosas: amatistas y rubiés, topacio y tsavoritas, o granate y zafiros.
He de confesar, que la colección que más me llamó la atención fue la Capri, pues ha sabido rendir un merecido homenaje al espíritu Mediterráneo a través de una piedra de tonalidad verde azulada llamada crisoprasa. Mi preferido, el gran anillo con forma de cúpula (aunque los pendientes en forma de flor también tienen su aquel).
He dejado para el final la colección Tango, que me recuerda muchísimo a la de Pomellato 67, pero en versión Deluxe. La colección está compuesta por grandes eslabones ovalados cubiertos con pavé de diamantes marrones o blancos. ¡Es lo mismo, pero no es igual!
Contarme un poco, ¿qué os han parecido las nuevas propuestas de Pomellato? Yo vi un anillo que reproducía el diseño de los eslabones de una de estas cadenas, admirablemente entrelazados, pero con movilidad, y revestidos con un pavé de diamantes de color marrón con talla brillante que llevaba mi nombre y apellido.
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