Soy golosa por naturaleza, por eso cada vez que se acerca el verano mi cuerpo tan sólo se alimentaría de helados. Pero no de cualquiera: los artesanales son los que me abren el apetito y hacen que mi glotonería no se sacie en ningún momento. Y más todavía cuando tratamos con los helados Amorino: si todavía no los has probado no sé a qué esperas.
Esta firma fue creada por dos amigos de la infancia, Cristiano Sereni y Paolo Benassi, y en todo momento tuvieron claro qué querían: exigir la máxima calidad, cultivar la perseverancia, el placer y el gusto, el sabor y la buena presentación. Prueba de ello son sus productos, un lujo para nuestros paladares.
Sus heladerías se convierten en auténticas boutiques donde sus helados se están hechos con los mejores ingredientes y con mucha calidad en su preparación. Para ello solo apuestan por lo biológico y lo natural.
Ganas tengo de que llegue el buen tiempo y pueda saciar las ganas de probar todos los sabores que esta firma nos propone.
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