Si queréis ver las bolas decorativas de Rolf Staedter podéis visitar el mercado de Navidad de Frankfurt. Eran las más bonitas con diferencia, pintadas a mano de todos los tamaños. Para el árbol o como decoración en distintos rincones de casa, es el lujo de la navidad en el hogar.
La tradición de decorar un árbol para Navidad en la entrada de casa se inició en Alemania y los Países Escandivavos. Dicen que las bolas decorativas son el recuerdo de las manzanas pintadas que San Bonifacio colgó en el suyo. En Lauscha, el trabajo artesanal de fabricación de bolas de vidrio soplado tiene fama internacional, como las que os presenté de Krebs Glas.
Las de su conciudadano y empresario del mismo sector Rolf Staedter tienen un estilo muy diferente. Pintadas a mano, las hay pintadas en toda su superficie o parcialmente. Las que tienen iluminación en su interior transmiten un calor hogareño entrañable.
La que veis en el centro de la foto superior es la más grande que fabrican y mide unos 35-40 centímetros de diámetro. Los motivos son siempre paisajes nevados navideños y cielos estrellados. Realizan bolas, campañas, agujas y otros motivos como pájaros. Cuentan con sus propios sopladores de vidrio y pintadores.
Las que más me gustan son las que tienen una parte del vidrio transparente, sin pintar. Los precios son muy variables, desde los 15 euros las pequeñas, hasta los 50 y 70 euros las más grandes. Ya sean colgadas del árbol o de la escalera de casa, lucen por sí mismas sin necesidad de más adornos que la cinta de raso o el cordón plateado para suspenderlas en el aire.
De cerca, se nota a la legua que están pintadas a mano. Los detalles están bien perfilados y no vi ninguna con tara o error de pincelada. Estoy pensando en ir a visitar Lauscha el año que viene, ver cómo las fabrican debe ser un espectáculo.
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