Aunque parece que esta villa esté anclada en algún país caribeño, estáis viendo vistas panorámicas a la ciudad de Palma de Mallorca y su bahía. La Villa Son Vidal tiene todo lo necesario para ser una casa de lujo.
Es una propiedad de algo más de 2.000 metros cuadrados a la que se llega por un camino privado en plena colina (foto en galería de imágenes). La casa de tres plantas tiene 800 metros cuadrados con cinco dormitorios y cinco baños.
Lo mejor es la ubicación: cerca del aeropuerto internacional y suficientemente apartada de la ciudad para mayor tranquilidad y privacidad. Podría ser perfectamente una primera residencia, vivir junto al mar y viajar por trabajo cuando sea necesario. Existe una gran habitación adecuada como oficina en el primer piso. ¡Eso pienso hacer yo en un futuro!
No sólo la piscina desbordante de la primera foto es interesante. La casa es amplia, es luminosa de día y tus pies tocan el suelo de madera oscura desde el jardín hasta las estancias del interior. Dentro, la calefacción central por suelo radiante te permite andar descalzo por casa en pleno invierno.
Lo único que le faltaría es un hermoso jardín: con las palmeras, aunque bien distribuídas, no tendría suficiente. Aparte de crear un espacio con césped y rosales, tendría un huerto biológico y, en las terrazas más alejadas de la casa, olivos.
En el interior, un aire decorativo zen relaja el ambiente, como el ejemplo del dormitorio de la foto superior. El contraste del blanco puro con el parquet oscuro es un estilo que aprecio mucho. Las luces LED color azul del techo le añaden misterio y modernidad a la habitación.
En este salón-comedor tienes la sensación de estar en algún lugar montañoso de Japón. La ventaja de su ubicación geográfica es que puedes disfrutar tanto de la montaña como del mar, a un paso de la playa. Eso sí, cuidado con no bajar las escaleras rodando cuando sople tramontana fuerte. Por fortuna, la villa está orientada al sur.
Todas esas terrazas y el apartamento para invitados la hacen una casa ideal para recibir visitas y que todo el mundo tenga su espacio privado. En un abrir y cerrar de ojos, el apartamento se convierte en dos habitaciones dobles con baño en suite y cocina. Ahí es donde instalaría a mis compañeras Laura y Patch cuando vinieran de visita. Pero las fiestas, en la zona del jacuzzi o en la zona de recreo con bar.
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