Originariamente diseñado para proteger del viento y la lluvia a los oficiales, el trench de Burberry ha evolucionado durante 100 años para convertirse en un clásico para toda la vida, un auténtico icono de estilo, que representa el eterno estilo británico. Todas las it se rinden a sus encantos, tanto para looks de día como de noche.
El trench nació con el nombre de Burberry Tielocken, patentado por Thomas Burberry en 1912. El diseño innovador presentaba un cierre con cinturón sin botones y estaba fabricado en tejido de gabardina. Con el tiempo se ha ido adaptando a la moda, y ya está presente en todo el mundo tanto para mujeres y hombres, como para los más pequeños de la casa, que son así de monos.
Cada modelo, tan femenino y sofisticado, se confeccionan en Castleford, un pueblo al norte de Inglaterra, por expertos trabajadores que combinan técnicas tradicionales con modernos avances tecnológicos. El proceso de fabricación de cada trench dura cerca de tres semanas y tiene que pasar más de 100 procesos.
Está disponible en tres colores procedentes del archive de Burberry: miel, piedra y negro, así como en tres modelos distintos para mujer:
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El Sandringham de corte slim fit, disponible en corto, medio y largo.
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El Kensington de corte moderno, disponible en corto, medio y largo.
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El Westminster de corte clásico, disponible en largo medio y hasta la rodilla.
Algunas de las curiosidades que os puedo contar a la hora de crear esta prenda es que el cuello es uno de los procesos más complicados, concretamente el bordado del cuello, un detalle único para el que se necesita más de un año para aprender a coser. Además, cada trench está forrado con los icónicos cuadros de Burberry, una seña de identidad desde 1920.
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