Todo el mundo compra en Primark, sino sería imposible encontrar esas enormes colas a todas horas en las tiendas. ¿Por qué nos atrae tanto? Porque todo el mundo encuentra lo que anda buscando algo inexplicablemente barato y que no sabía hasta ese momento que era justo lo que necesitaba. Así que adentrarte en un Primark es como entrar en un zoológico en el que están todos los grupos sociales y tribus urbanas.
Los pijos
Ellos dicen que no compran en el Primark, pero se pasean por la tienda y miran con aire de superioridad las baratijas hasta que descubren que los polos por los que ellos pagan 60 euros están a 12 euros. Y con la misma etiqueta Made in China.
Así que no se pueden resistir y acaban esperando también la cola para pagar.
Los swaggers
Los adolescentes más consumistas arrasan con los shorts vaqueros y con los crop tops.
Son capaces de llevarse 10 prendas y gastarse menos de 25 euros en total. Sígueles y descubrirás lo que es saber comprar mucho por muy poco.
Los poligoneros
Ellos son los culpables que nunca encuentres ropa deportiva de tu talla en Primark. Otra sección que les encanta es la de lencería: un sujetador nunca es demasiado rosa ni tiene demasiado encaje para ellas, y saben que la ropa interior con más lunares, dibujos y colorines es la de esta tienda.
A los chicos los encontrarás comprando camisetas de colores una o dos tallas por debajo de la que les corresponde o renovando su colección de gorras.
Los bloggers de moda
Son capaces de encontrar clones de Céline, Chanel, o Isabel Marant a 500 metros de distancia.
Para ellos ir al Primark es como ir al gimnasio, porque hacen una media de 10 kilómetros hasta que se ponen en la cola con la horrible bolsa de tela gris con las asas mecano repleta de gangas.
Los millenials
Su lema es "nunca tengo suficientes fundas para el iPhone" y allí les encontrarás, rebuscando como si fuera un tesoro entre las fundas hasta encontrar el modelo más colorido, más llamativo o que tiene forma de animalito.
Por supuesto, pasarán por el probador para hacerse un selfie con la nueva funda antes de pasar por caja.
Las señoras de bien
Para ellas acudir a Primark es como ir al mercadillo del pueblo. Si te despistas hasta se ponen a regatear en la caja. Eso sí, tienen un ojo sagaz para detectar la calidad de lo que compran y saben sacar oro de un montón de ropa revuelta. Cotillea a ver lo que compran porque seguro que merece la pena.
Ya sean canis, pijos, bakalas o geeks, todos se acaban encontrando en la cola para pagar. Y como tú, en el último minuto también terminan echando unas medias de repuesto, unas gomas de pelo rosa, y una mini agenda para el bolso de las que se colocan tentadoramente junto a la caja.
Foto | Cordon Press
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