Hoy Carmen Lomana está de celebración. Ella, que acude siempre impecable a todos los eventos, es ahora la anfitriona. Se ha vestido de color y presenta a la prensa su colección de joyas de la firma Luxenter.
Carmen, una de las mujeres más admiradas en nuestro país por su armario y su conocimiento de moda, ha diseñado una colección de piezas de plata bañadas en oro con circonitas que son rotundas, luminosas, coloridas. Cualquiera de ellas son un regalo ideal para esta Navidad. Nos sentamos con ella y hablamos de las mujeres, las joyas y el fenómeno Lomana.
Las mujeres y las joyas: ¿cómo ha cambiado la relación de la mujer y la joya en los últimos tiempos?
Las joyas y la mujer han ido unidas a través de la historia, la mujer del paleolítico ya se ponía huesos, piedras. Hay algo que llevamos en el ADN. Y a lo largo de la historia hemos visto cómo han evolucionado las joyas y los grandes amantes llenaban de piedras preciosas a sus mujeres. Eran una señal de éxito en la vida. También hay historias dolorosas, de reinas, de amores, de sufrimientos.
Hay algo esotérico en las joyas. Pero hoy en día parece que la joya ha perdido deseo. Quizá porque la economía no es tan boyante y las joyas son muy caras o porque se ha perdido la hombría de los amantes de regalar joyas.
Hoy la joya buena carísima se consume menos, pero se consume. Las economías emergentes consumen muchas grandes joyas. Los rusos, los chinos. No sabes qué diamantes tan maravillosos tienen.
¿Qué joyas tuyas tienen un significado especial en tu vida?
Todas las mujeres tenemos alguna pieza importante. Recuerdo que antes de cumplir los 14 años, mi madre me regaló una joya que me gustaba mucho, un anillo con forma de serpiente de estilo egipcio. Y luego me lo robaron. Me llevé un disgusto espantoso. Tiempo después estuve mal, me operaron por un problema ginecológico importante y cuándo me desperté de la anestesia, mi madre me había hecho una igual y me la había puesto en el dedo. Cuándo abrí los ojos y la vi... fue emocionante.
Luego recuerdo especialmente la primera joya que me regaló mi marido.
También tengo una pulsera que me dejó mi abuela materna. Cuándo era pequeña y ella se ponía joyas, venía la peluquera, se arreglaba. Cuándo se ponía esa pulsera, yo pensaba que era día de fiesta y le decía que era su pulsera de reina. Y me la dejaba y jugaba con ella a ser princesa. Y cuándo falleció me la dejó porque siempre me gustó.
Y recuerdo bien la primera joya que me regalé yo. Tenía 19 años y eran tres sortijas combinadas con piedra cabuchon de Suárez en Bilbao. Las pagué a plazos. Era algo muy caro para un presupuesto de una chica tan joven. Le di tres cheques.
Siempre te ha gustado lo bueno.
Siempre.
¿Y cuál es tu piedra favorita?
Por supuesto mi piedra favorita es el diamante, pero si es bueno. Si no, mejor no lo tengas. Pero también me gusta la piedra de color, que te aporta luz. Los pendientes de piedra amarilla que llevo yo hoy. Dan luz, color, alegría. Son "fancy colors", piedras divertidas.
Me dicen que se están agotando...
Sí. Es que estas joyas que he diseñado, son bañadas en oro, pero muy asequibles y lucen una barbaridad. Yo las llevo puestas y es una bisutería de lujo, es una mezcla de la joya buena y la bisutería. Son piezas que evocan a las joyas italianas grandes de Bulgari, Marina B, Pomellato...
De todas las piezas ¿cuál es tu favorita y para qué ocasión?
La sortija amarilla y todos los pendientes. Hay unos azules espectaculares. Cuándo me pidieron que hiciera una colección, yo les dije: si queréis que sea imagen vuestra necesito hacer una joya rotunda, con piedras de color, con oro. Que sea una joya que que se vea, no quiero una joya pequeñita. No. Yo tengo que lucir lo que me gusta. Si transmito algo, no puedo decir a la gente que se compre algo que no me gusta. Pero con esto y con cremas. Con todo.
Te has puesto muchas piezas hoy. Son grandes, atrevidas... y sin embargo, sorprende porque conjuntan maravillosamente.
Me he puesto todo. Incluso dos collares. Yo aguanto muy bien ponerme encima muchas cosas. Me puedo poner como un árbol de Navidad y no se me nota.
Desde luego, siempre vas impecable ¿cuál es el secreto?
Es hábito, costumbre, disciplina. Yo no tengo tiempo para dedicarme a arreglarme. Me levanto pronto para leer los peri´odicos y escuchar la radio y tomarme mi tiempo antes de salir a la calle. Me gusta madrugar. Y luego me arreglo rápido, tengo mil cosas que hacer y no le dedico mucho tiempo. Me maquillo, me visto. Tengo la suerte de tener un gran fondo de armario. Lo elijo todo en el momento o la noche antes: lo visualizo mentalmente.
No te gusta que te dejen ropa y tienes mucha personalidad, ¿cómo has hecho las sesiones de Luxenter para que estéis todos contentos?
Para el catálogo incluso llevé cosas mías. Pero bajo la supervisión de Fran Marto, el estilista. Con él siempre trabajo tranquila, tiene muy buen gusto, me conoce muy bien y eso es lo importante. No me gusta que me presten ropa, ni que me la regalen, porque me veo en el compromiso de tener que ponérmela. Yo admiro a esas instagrammers que les dejan, les regalan y no les importa. No tienen fondo de armario, ni joyas, todas van con las joyas prestadas. Yo es que sería incapaz de ir con joyas prestadas. Las puedo perder, me las pueden robar... No, no no. No puedo.
Veo que las llamas instagramers, no influencers.
Influncers ¿de qué? Puedes ser influyente en opinión. Pero ¿por ponerte un vestido? A la gente que no tiene idea les puede inspirar, pero de ahí a ser influencer... No, no lo son. Esa palabra tiene mucho poder y se lo creen. Y se piensan de repente que son divas. Hace poco me llamaron a mi, ellas. "Carmen, déjame algo que no tengo que ponerme". Pero vamos a ver: ¿tú no tienes una familia con suficiente poder adquisitivo para comprarte un buen traje de noche cada año? Así es como se va haciendo un buen fondo de armario.
Yo siempre voy vestida de mi. Y a veces etiqueto la marca como deferencia y porque la gente quiere saber de quién es. Pero todo me lo he comprado yo. Eso de ir de mujer anuncio, no.
Otra cosa que consigues siempre es salir en los titulares ¿Cuál es el secreto para eso?
Pues no lo sé. Pero no hay secreto. Lo que pasa es que soy espontánea y natural Y digo lo que piensa la mayoría de la gente y no lo dicen para quedar políticamente correctos y bien... Y llega un momento en que tenemos una autocensura continua que es muy ridícula.
Porque lo maravilloso de estar en los medios y tener la opción de escribir o de hablar, es decir tu opinión. Te puedes equivocar, pero es tu opinión. Y algo que todo el mundo está viendo que es ridículo o una fantochada, pues lo digo. Inmediatamente están todos los digitales pendientes para sacarle punta y ponerlo en algún lado. Hay veces que digo: qué bien hoy no he dicho nada. Pero al rato me sorprenden y también destacan algo que he dicho.
Siempre he sido muy libre. Antes de casarme, casada, viuda, mujer mediática. Por encima de todo está mi libertad y mi sentido de la Justicia. Yo tengo un sentido de la justicia que me lleva a veces a meter la pata porque me meto en unos charcos a defender algunas cosas que acabo diciéndome: por qué no me habré callado.
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