Desde la niña de El hombre que susurraba a los caballos hasta la heroína de Los Vengadores, han pasado 14 años. Scarlett Johansson ha cambiado muchísimo, ha pasado de niña a mujer, ha evolucionado como actriz y ha cambiado su estilo. Eso sí, sus labios carnosos le aportan una sensualidad que no cambia.
Ayer…
Y es que si hay un adjetivo que define a la actriz americana es esa: sensual, ayer y hoy. Pero analizando su estilo y su físico, que es lo que realmente nos importa y lo que ha cambiado, podemos afirmar que ha mejorado, al menos en mi opinión.
Scarlett no es que sea de mi agrado en cuanto a estilo se refiere. Sus elecciones en pocas ocasiones son acertadas, pero reconozco que ha pasado de un aspecto algo chonista a más sofisticado. En estas imágenes de “ayer” podemos comprobar cómo sus elecciones para la alfombra roja y eventos varios no son muy acertadas, con cero estilo y cero sofisticación. Estampados, telas y diseños muy lejos del glamour.
Si algo define a Johansson es su afán por cambiar de peinado y de color de cabello. Ha optado por todos los colores: rubio platino y oxigenado, totalmente desacertado, o castaño y pelirrojo, nada favorecedor.
… y hoy
En la actualidad su tono de cabello es rubio con mechas más oscuras que realmente le favorece mucho más…y con melena corta. Da igual que se lo alise que lo luzca rizado, está guapa de todas las formas. Y a esto le acompaña su estilo, que también ha variado. Parece que se le ha pegado algo del glamour hollywoodiense y ha optado por apostar con modelos más sofisticados e ideales para pasear por una red carpet.
Su estilo ya no es tan descarado y atrevido, ya opta por modelos más clásicos y discretos, y sus poses en el photocall son firmes. Sus estilismos más llamativos son los vestidos de corte años 50’, muy estilo pin up, donde deja entrever sus encantos, porque a ella le sigue gustando mostrar sus encantos.
Por lo demás y en líneas generales, elige el color negro en la mayoría de sus apariciones o bien la gama de los rosas, desde los más claros a lo fucsias.
Tal es la fama y positivo estilo que ha alcanzado, que la actriz se ha convertido en imagen de muchas firmas. Una de las más especiales para nosotras es cuando fue elegida como imagen de Mango, una marca española y encima low cost. Todas en algún momento hemos querido ser tan arrebatadoramente sensual como ella.
Y lo mejor de todo es que la actriz sabe que no tiene un cuerpo de escándalo, es de cadera ancha y ella sabe cómo sacarle partido a esas curvas:
No puedo mirar a alguien de 1,80 que pesa 50 kilos y decir ’voy a ser así’, porque no puedo. Cada uno debe trabajar con lo que tiene. Obviamente, quiero tener buen aspecto, pero no siento la obligación de ceñirme a un peso específico. No me apetece tener que ajustarme a una figura que no es la mía. Tengo el cuerpo que tengo e intento mantenerlo
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