Queda tan poco para que se termine este año, que ha llegado el momento de mirar hacia delante y ver lo que nos deparará el 2017. La moda y las nuevas tecnologías están cambiando a pasos agigantados, y eso modifica también nuestro día a día. Los expertos han hablado y éstas son las grandes tendencias de moda que veremos próximamente.
Vuelve la experiencia de comprar
Hace tiempo se afirmaba que las compras online acabarían con el comercio. Esto es cierto, pero solo en parte. Queremos tocar la ropa, verla en directo, probárnosla, pero también nos gusta la facilidad que encuentras todo a través del ordenador.
Si acudimos a una tienda, queremos que la experiencia de compra sea única e inigualable. Las marcas quieren que pasemos más tiempo en el lugar de venta, así que proliferarán los comercios que ofrezcan más servicios, como cafetería, personal shoppers, clases de yoga, las pop up stores que ofrecen varios tipos diferentes de productos, y un servicio de atención al cliente exclusivo y especializado.
Nos gusta acudir a las tiendas, comprar por el móvil o a través del ordenador, no nos queremos perder ninguna posibilidad. Así que las compras serán integradas, omnicanal. La web y la tienda física se complementan y se refuerzan entre ellas. El consumidor online que acude a la tienda gasta un 33% más que los demás, así que el pequeño comercio no tiene por qué temer a las ventas online.
Compras inmediatas
El sistema de compra cada vez es más sencillo. Inditex ya ha puesto en marcha el sistema de pago a través del móvil con sus aplicaciones online. También este año 2016 ha llegado el Apple Pay a España, y cada vez son más las tiendas que lo permitirán realizar (como Cortefiel, El Corte Inglés, Benetton, Mango, y C&A). Los tickets de compra en papel tenderán a desaparecer.
Además, aunque compremos por internet, podemos tener el productos en casa muy pronto, incluso en solo dos horas. Los pioneros han sido Amazon Prime y El Corte Inglés con su servicio Click & Express.
Ya no hablaremos de Sporty chic o Athleisure
Lucir la ropa de gym fuera del gimnasio ya no es una tendencia, sino una realidad. Nos gusta ir cómodos, y la nueva forma de vestir en la ciudad es combinando las sudaderas con tu blazer, lucir leggings para salir de fiesta o hacer de la mochila tu bolso favorita. Cada vez gastamos más en ropa de deporte, y casi todas las firmas de moda tiene sus líneas deportivas específicas. Así que para 2017 no utilizaremos esos términos, porque vestir así (como lo hacen Kendall Jenner, Bella Hadid o Gigi Hadid), es lo más habitual.
Sí que veremos cambios en los tejidos, cada vez mejor diseñados para adaptarse a nuestro día a día y resultar más confortables. La alta tecnología se pone al servicio de una ropa cada vez más cómoda de llevar.
El consumidor quiere saber por lo que paga
A todos nos gusta una buen ganga, pero si una camiseta supone explotación de los derechos humanos no la queremos. Los consumidores cada vez estamos mejor informados y exigimos transparencia a las marcas. Queremos saber por lo que pagamos en cada punto de la cadena de producción y distribución. Hay marcas que han hecho de eso su mejor baza. Ahorran costes quitando intermediarios, sin que se vea perjudicada la calidad, como The Brubaker.
La marca con una potente historia detrás, que tiene unos valores claros, con una imagen de marca bien definida y reconocible, y que además nos la sabe transmitir a través de su blog, de su Instagram o de su web tiene más posibilidades de triunfar en un mercado tan competitivo como el actual. Ya no buscaremos los mayores descuentos, sino los productos con los que nos identifiquemos y que nos aporten calidad a buenos precios.
Producción local
Se acabaron los tiempos del Made in China (o Made in Bangladesh), porque los sueldos en China van creciendo y equiparándose a los de Occidente. Que una prenda o un complemento esté producido en tu propio país es un valor añadido que cada vez se potencia más. Fabricar local puede resultar más competitivo (si la cadena de producción está convenientemente automatizada), conseguir un ahorro en los costes de transporte, asegurar una mayor calidad y aportar una increíble rapidez de respuesta al mercado.
Los cambios en Reino Unido con el Brexit y en Estados Unidos con la llegada de Trump auguran una política más proteccionista que afectará al comercio internacional, haciéndolo más local en 2017.
Ya no se busca tanto comprar más y más, sino comprar prendas que perduren, que sienten bien, con tejidos de calidad y que no acaben en la basura tras ponértelas tres veces. Y el fin del fast fashion puede significar el fin de la moda hecha en Asia.
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