Tendemos a pensar que las cosas caras (¡carísimas!) son de muy buena calidad, y aveces no es cierto. El comprador gasta una fortuna por algo que en verdad cuesta una mínima parte, y con el tiempo te acabas dando cuenta de ello. Y si al final la firma se hace responsable, el mal sabor de boca no es tan intenso. Pero si encima la marca en cuestión se limpia las manos... El cabreo es monumental. Y os cuento esto ya que hace unos meses me lancé a gastar parte de mi sueldo en un clutch de la firma Mawi.
Obviamente, no fui de las locas que se gastó 700 euros por el camino, pero al encontrarlo rebajado me animé para lucirlo en mi época de bodas. Cuatro meses después de adquirirlo ¡por fin! pude lucirlo. ¿La sorpresa? El bolso en cuestión de horas se desintegró (de manera literal). Adiós a la purpurina, bienvenido seas saco de tela.
Ilusa de mi, pensé que se trataba de un problema de fábrica, así que mandé un email a los responsables. Desde el primer momento me pidieron el recibo del bolso, imágenes, etc (algo de lo más razonable), pero al ver que lo había comprado en Emeza (una web que ahora pertenece a Zalando) me insinuaron que quizás el bolso era falso por lo que no se hacían responsables. WTF?!
Obviamente, el bolso no es falso, sencillamente la empresa no se ha querido hacer cargo y se ha desentendido totalmente. Al no existir la tienda donde lo compré (al ser comprada por la otra empresa, no hay emails que figuren en ningún lugar), nadie quiere hacerse responsable.
Una lástima que una firma con un producto molón como son este tipo de bolsos, haga pagar más de 700 euros cuando ellos mismos saben que no lo vale. El precio elevado debería significar calidad, diseño y buen trato a la clientela, que al fin y al cabo, son los que hacen que esa misma firma esté en lo más alto.
Fotos | Fashionloverette, @charliemasdeu
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