El pasado jueves 18 de febrero Ralph Lauren volvió a desfilar durante la Fashion Week neoyorquina. Si algo caracterizó este desfile que presentaba prendas para el próximo otoño-invierno fue el empleo de pieles. Pieles declinadas en todas las gamas imaginables, desde el zorro al visón, pasando por el cordero de Mongolia propuestas en abrigos, chaquetones y chalecos, y también accesorizando trajes de chaqueta y hasta vestidos de noche.
Lo más curioso de todo fue que, al final del desfile, en la nota de prensa que se distribuyó se comunicó a todos los asistentes que Ralph Lauren desde hace muchos años había llegado al compromiso de no utilizar pieles en la fabricación de prendas de vestir ni en sus accesorios, y que todas las pieles que se habían podido ver durante el desfile estaban hechas con piel de oveja. ¡¿Perdón?!
Ya os podéis imaginar el escándalo que se organizó porque ¿qué pasa, que una piel de oveja no es una piel de animal? ¿Se trata de una piel de cuarta división? ¿Cómo es piel de una oveja a la que se ha sacrificado para el consumo de su carne ya es lícito utilizar su piel? Por no mencionar el engaño al que el diseñador sometió a todos los asistentes a su desfile, muchos de los cuales – defensores a ultranza de los animales -, casi se ponen enfermos viendo desfilar tantas prendas de piel.
¿Si se hubiesen enterado, a priori, que todos esos visiones y zorros, en realidad, eran piel de oveja se hubiesen sentido menos mal? ¿Por qué parece que utilizar visón es más grave que utilizar piel de cordero? ¿Asocia la gente la piel con pelo a un estatus, pasando la piel de cordero más desapercibida? Me parece muy curioso que la lana de angora (cuyos pelos se arrancan de conejos vivos) y la lana de los corderos que se obtiene rasurando en vivo la piel de las ovejas no están consideradas como piel por los industriales sino como lana...
Las marcas que no utilizan piel
De lo que ya no hay la menor duda es de que la industria de la moda anuncia en bucle el regreso de la piel. Sin embargo, numerosas marcas de prêt-à-porter y algunos diseñadores han optado por no participar en esta tendencia. Entre los que se han inscrito en esta larga lista están Abercrombie & Fitch, Adolfo Domínguez, Bershka, C&A, Decathlon, H&M, La Redoute, Lacoste, Pimkie, Promod, Pull&Bear, Stella McCartney, Stradivarius y Zara.
Al margen de Stella McCartney y de Adolfo Domínguez, el resto de las marcas son marcas deportivas o marcas de mass market que por el precio al que venden sus prendas jamás podrían utilizar este tipo de pieles. Calvin Klein, Vivienne Westwood y Tommy Hilfiger, aunque no se han apuntado en ninguna lista de manera oficial, aseguran no utilizar pieles, pero la mayoría de sus accesorios (calzado, bolsos, cinturones) están fabricados con cuero.
Distinguir una piel verdadera de una falsa
A pesar de las normas, el etiquetado de las prendas realizadas con piel no siempre está presente, y cuando existe, no siempre resulta del todo completo. Muchos vendedores están absolutamente pez en el tema, por lo que se ven incapaces de asesorar de manera fiable a los compradores.
Muchas personas creen, erróneamente, que el precio de las prendas realizadas con piel auténtica cuestan más caras que las fabricadas con piel sintética, cuando lo normal suele ser lo contrario. Para distinguir la piel auténtica de la sintética lo más fácil es tirar delicadamente de algunos de los pelos y quemarlos con un mechero. Si al quemarlos huelen a chamusquina, como el pelo humano es que son de verdad. Si son sintéticos se fundirán como el plástico que son oliendo a eso, a plástico.
Otra forma para intentar diferenciarlas es pasar el dedo por la borra. Si el pelo parece enrollarse con suavidad en los dedos es piel auténtica, los pelos sintéticos son más tiesos y duros. También podéis soplar sobre el pelo, si se separan dividiéndose, es piel auténtica. La piel sintética es mucho menos maleable. La prueba del algodón consiste en pinchar la piel con una aguja. Si es piel auténtica, el cuero resiste, en cambio, cuando se trata de plástico, el alfiler pasa sin dificultad alguna.
La presión de los grupos de lobby
Como nos explicó el peletero Santiago del Palacio cuando lo entrevistamos, la presión externa de los grupos de lobby ecologistas durante la década de los 90 a punto estuvo de dar al traste con esta industria. Los activistas no dudaban en rociar con spray a las personas que se atrevían a lucir abrigos de piel e incluso la reina de Inglaterra tuvo que prohibir la caza del zorro en su país.
Salvo en el caso de las personas veganas – que sólo se alimentan de frutas y verduras -, el resto de los humanos dependemos, en muchos aspectos, de los animales criados en granja. Lo que realmente sorprende es la falta de coherencia de algunas personas. En estos momentos me estoy acordando de algunas top models, como Naomi Campbell o Kate Moss, que tan pronto se prestan a posar desnudas a favor de PETA como las vemos desfilando en las pasarelas más importantes del mundo luciendo pieles de grandes firmas o adornándose con ellas cuando pisan alfombras rojas.
Ahora que las pieles vuelven a estar de rabiosa actualidad, no puedo dejar de pensar que es una auténtica pena que en España – que tenía fama mundial por ser uno de los países que mejor sabían curtir y trabajar la piel, sobre todo la de mouton -, se haya perdido una profesión que daba trabajo a muchísimas familias (peleteros, cortadores, maquinistas, forradoras, vendedores especializados).
El peligro de las pieles sintéticas
La fabricación de fibras artificiales o sintéticas no sólo genera un impacto medioambiental negativo - el daño ecológico que los procesos de tratamiento de blanqueado, tintado, estampación y acabado producen en el entorno son muy graves; generan residuos y no tienen capacidad de biodegradarse, puesto que son subproductos del petróleo, y se descomponen muy lentamente -, sino problemas de alergia a muchas personas que habitualmente visten prendas confeccionadas con este tipo de tejidos, ya que impiden la transpiración corporal y la absorción de humedad.
Lo bueno de los talleres de peletería es que pueden transformar o adaptar cualquier abrigo que tengamos o hayamos heredado de nuestras madres o abuelas a las últimas tendencias porque, la piel es lo que tiene, que se puede transformar un montón de veces – no como la tela o la piel sintética que una vez que se corta, ya no se puede volver atrás. En ese sentido es mucho más ecológica, y bien cuidada, puede llegar a durar décadas.
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