Hoy, Freddie Mercury habría cumplido 70 años. En noviembre, se cumplirán 26 años de su muerte, solo un día después de anunciar al mundo que padecía SIDA, en aquel comienzo de los años 90 en que esa palabra todavía hacía estremecer a todos. Cuando dejó huérfano a Queen, algunos no teníamos edad suficiente para saber lo que perdía la música en ese momento, pero, dos décadas y media después, sus canciones, su estilo y su transgresión siguen más presentes que nunca.
Una encuesta publicada en 2009 nombró a Freddie Mercury el «dios definitivo del rock». Hacía ya mucho tiempo que se habían acabado los calificativos terrenales para él y había que elevarlo de categoría. Quizá se lo merecía ya solo por haber compuesto e interpretado Bohemian Rhapsody, la eterna candidata a mejor canción de todos los tiempos. De hecho, la revista Rolling Stone consideró que Bohemian Rhapsody «inventó el videoclip, siete años antes de que se creara la MTV». Incluso la ciencia le ha dedicado un espacio, en un estudio que demostró empíricamente que su voz era algo extraordinario.
Pero sería injusto quedarnos solo con Bohemian Rhapsody. Cada canción de Queen, cada interpretación de Freddie, marcó un hito en la historia de la música y un recuerdo en la vida de quienes los escuchamos. Tuvo que ser Freddie, nacido en Zanzíbar y afincado en Londres, quien nos puso a todos el nudo en la garganta cantándole a Barcelona, en un dueto con Monserrat Caballé que no pudo vivir ya en directo en los Juegos Olímpicos.
Tuvo que ser él quien nos dejó el himno de la amistad por excelencia, ese Friends Will Be Friends con el que siempre acaban las grandes fiestas. Es él quien hace que hasta el menos aficionado al deporte vibre con las victorias si lo que suena de fondo es el We Are the Champions. Y también quien nos ha hecho a todos dar palmas alguna vez al ritmo omnipresente de We Will Rock You.
Freddie nos enseñó que esa loca cosa llamada amor es fantástica si encontramos a alguien a quien amar, aunque demasiado amor pueda matarnos. Su propia visión del amor y el sexo (nunca ha quedado demasiado claro si era homosexual o bisexual) nos puede parecer más natural hoy, cuando ya llevamos unos cuantos años de siglo XXI, pero declarar públicamente en una entrevista en 1974 que era abiertamente gay es algo que lo convirtió en un adelantado a su tiempo. Como lo hizo salir en uno de los vídeos musicales más famosos de la historia vestido de mujer y aspiradora en mano. Algo bastante insólito para un mito del rock.
Por desgracia, Freddie se perdió todos los avances en derechos LGTB y en prevención del VIH de los últimos 25 años, pero los logros conseguidos siempre estarán un poco en deuda con su contribución a la normalización. El espectáculo debe continuar, y lo hace con las legiones de fans que peregrinan cada año a las orillas del lago Lemán, donde se rumorea que se esparcieron sus cenizas, para dejar flores junto a su estatua. Es el consuelo que nos queda en espera de que alguien invente la teletransportación y podamos viajar al Live Aid de 1985 o al increíble concierto de 1986, ambos celebrados en Wembley, para vivir el tipo de magia que solo Freddie podía hacer sobre un escenario.
Freddie dijo en un canción que no quería vivir para siempre, pero, con su música y su recuerdo, se ha convertido en un mito inmortal.
Imágenes | Gtresonline.
En Trendencias | Prince nos ha dejado, pero sus canciones reinarán para siempre
[
](https://www.instagram.com/accounts/login/?next=https%3A%2F%2Fwww.instagram.com%2Ftrendencias%2F)
Ver 2 comentarios