El mundo de la moda está totalmente patas arriba. En los avances de verano no dejamos de ver chaquetas y mangas largas. Pero el desfile de Alexander McQueen se lleva la palma con jerséis de punto gruesos, abrigos con efecto edredón, botas y hasta conjuntos de cuero. Estarán pensando en un verano muy lluvioso, de esos en los que las flores continúan llenándolo todo sin secarse (como en sus propios vestidos).
La mismísima Sarah Burton, diseñadora de la firma, lo reconoce. "Es sobre todo lo británico, estar en el jardín, la lluvia y el sanador poder de la naturaleza." Y eso es lo que parecía, en otra época y otro tiempo. Chicas de casas de campo del estilo Downton Abbey que corren bajo la lluvia con sus vestidos de fiesta y que, al caer la noche, sacan su lado más destroyer con cuero y estampados de cuadros, la especialidad de la casa.
El resultado es una mezcla muy explosiva de preciosos diseños de volantes y seda aderezados con chubasqueros, cuero y prendas utilitarias con inspiración militar. De esta forma ha conseguido lo imposible: hacer del vestido más femenino y delicado una prenda rompedora con muchísima actitud.
No podríamos estar hablando de Alexander McQueen sin un componente oscuro y tenebroso, que al diseñador tantísimo le gustaba incluir en sus colecciones. Una belleza extraña e incómoda que en el desfile Primavera/Verano 2018 viene de mano del peinado de las modelos, mojado y sobre la cara y cuello como si acabaran de salir de un pantano. Imposible no pensar en la niña de The Ring, vestida con los diseños más punk y rompedores de Paris Fashion Week.
Fotos | Gtres, The Impression.
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