Tengo tendencia a sobrepensar, a la rumiación de pensamientos, y también a que algunos de ellos se repitan en bucle en mi cabeza. No son pensamientos positivos, al contrario. Los pensamientos que se convierten en un bucle infinito son negativos. Te pongo un ejemplo: “este cliente va a llamarme y a decirme que dejo de trabajar con él porque le he dicho que “no” a una demanda.” Spoiler, nunca llama, pero yo le empiezo a dar vueltas y lo repito en mi cabeza una y otra vez, y esto me provoca ansiedad y estrés. Mucho estrés.
Pero la psicóloga Elena Puig Guitart ha llegado a mi vida para removerlo y todo y hacer que pase de estar mal durante tres horas a solo estar mal durante 30 segundos. Sus dos trucos funcionan para frenar los pensamientos en bucle, pero el segundo de ellos se pasa el juego y parece casi un truco de magia.
El primer truco: respirar
Esta investigación afirma que los cambios en la respiración modifican el cerebro y nos ayuda a controlar el estrés, así que lo primero que propone la experta es respirar. Simplemente respirar y concentrarnos en una respiración diafragmática para alejar el foco de nuestra ansiedad o de las sensaciones desagradables que nos provoca ese pensamiento obsesivo en la cabeza. El segundo consiste en darte una auto instrucción.
El segundo truco: date una orden
Tal y como explica la experta, estamos acostumbrados desde pequeños a obedecer y cuando nos damos una auto instrucción, lo que hacemos es dar la orden a nuestro cerebro de que pare. La frase que usa Elena Puig es mano de santo, al menos para mí.
Llega el pensamiento, veo que empieza a repetirse en mi cabeza, identifico que me está haciendo sentir mal, y me digo “esto es solo un pensamiento, no una verdad”. Me lo repito varias veces, porque siempre fui algo rebelde y dura de mollera y solo con decirlo una vez no me basta. Como si hablase con otra persona y quisiera decir que “no”, uso conmigo misma dos cosas, un tono autoritario como si fuera la teniente O’Neil, y empleo también la técnica del disco rayado y repito la frase despacio una y otra vez: “esto es solo un pensamiento, no una verdad”.
En 30 segundos ya noto los hombros menos tensos, he recuperado la respiración normal y puedo volver a concentrarme en lo que de verdad estaba haciendo. ¿Magia? Más bien psicología.
Fotos | La teniente O’Neil
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