Si quieres ser feliz, deja de pensar en tu felicidad. Palabra de la psicología

La ciencia lo tiene claro y un nuevo estudio de la Universidad de Berkeley, Toronto y Nueva York confirma que centrarse demasiado en la felicidad nos hace más infelices

Si Quieres Ser Feliz Deja De Pensar En Tu Felicidad
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La ley de Goodhart afirma que cuando "una medida se convierte en el objetivo principal, pierde su efectividad como indicador". Es decir, medir algo no siempre es tan buena idea como parece. A pesar de que esta ley se aplica en la economía, lo cierto es que es extrapolable a un tema de candente actualidad: la felicidad.

Un reciente estudio publicado por la revista Emotion afirma que si hacemos de la felicidad un objetivo y comenzamos a medir su progreso aunque sea de forma inconsciente, terminaremos siendo menos felices.

Pensar mucho en ser felices nos hace realmente infelices

"Hay muchas presiones sociales que fomentan la falacia de que las personas deben sentirse felices todo el tiempo para lograr un mayor bienestar", afirmaba la investigadora principal Felicia Zerwas en Neuroscience News. Los investigadores plantearon la hipótesis de que centrarse demasiado en la felicidad lleva a las personas a creer que deberían intentar sentir emociones positivas todo el tiempo. Y es algo que se confirmó con estos estudios llevados a cabo como colaboración entre los profesores de Psicología de la UC Berkeley Iris Mauss y Oliver P. John, junto con los exalumnos de Psicología de Berkeley Felicia K. Zerwas (investigadora postdoctoral de la Universidad de Nueva York) y Brett Q. Ford (profesor asociado de psicología de la Universidad de Toronto).

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El estudio examinó dos aspectos diferentes de la búsqueda de la felicidad: aspirar a ser feliz y estar preocupado por el propio nivel de felicidad. Con esto en mente se pasó un cuestionario a 1.800 personas en el que se plasmarían las creencias en torno a la felicidad de los sujetos. Además, se llevaría a cabo un diario detallado de sus estados de ánimo. Las personas que juzgaban su propia felicidad manifestaron un menor bienestar, un mayor nivel de negatividad y una mayor decepción ante los acontecimientos positivos. Es decir, a más evaluación de la felicidad, menos felicidad para ellos.

No es que buscar la felicidad sea algo dañino en sí mismo, o considerar la felicidad como un objetivo muy importante. Ninguna de las dos tuvo ningún impacto perjudicial en el bienestar, pero el autojuicio constante sobre los niveles de felicidad, se asoció con mayores síntomas depresivos. Es decir,  juzgar el propio nivel de felicidad. “Tener expectativas altas sobre la propia felicidad puede ser perjudicial porque hace más difícil alcanzar el nivel de felicidad que esperamos de un evento positivo”, afirmó Zerwas.

Y entonces, ¿qué debemos hacer si queremos ser felices? Pues como bien afirmaba el profesor Mauss, “Debemos estar alerta cuando nos obsesionamos con nuestra felicidad ya que, paradójicamente, frustramos nuestros esfuerzos por alcanzarla”. Mauss añadió que “si bien estos hallazgos plantean un posible enigma (querer sentirse feliz en última instancia implica sentirse menos feliz), las personas no deberían pensar que están estancadas. Existen formas productivas de pensar en la felicidad”. Es decir, la clave está en cambiar la forma en que pensamos sobre la felicidad. Más concretamente en reducir nuestra preocupación por la felicidad, y afrontar la vida con la idea clara de que no existe la felicidad perfecta, sino que se trata de un cúmulo de vivencias que a veces son agradables y otras tantas, desagradables.

Felicia K. Zerwas afirma que “pensar demasiado en el propio nivel de felicidad podría estar relacionado con el miedo a no estar a la altura o a no ser tan feliz como otras personas”. Pero sin embargo, “permitirse experimentar las emociones, ya sean positivas o negativas, con una actitud de aceptación podría ser una herramienta útil para alcanzar la felicidad y aumentar el bienestar”, afirmaba. Es decir, aceptar todo el rango de emociones existentes -negativas o positivas- es mejor para alcanzar el bienestar. El motivo es que buscar una felicidad perfecta en la que solo podemos experimentar emociones agradables lo que provoca es que la brecha entre expectativas y realidad sea mucho mayor y eso nos haga aún más infelices.

Fotos | Alan Bur en Unsplash, Lia Den en Unsplash

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