Si escribes en Google narcisista los resultados sugeridos son “lo peor que le puedes decir a un narcisista”, “lo que busca un narcisista en una mujer”, “características de un narcisista”, “cómo castigan los narcisistas” y un largo etcétera que nos demuestra que el narcisismo importa. Y mucho. Nos preocupa que nuestro jefe, nuestra madre, nuestra amiga o hasta nosotras mismas, seamos narcisistas. ¿Eres un padre narcisista? ¿Cuando discutes con tu pareja usa frases típicas del narcisismo?
Hay expertos que aseguran que estamos ante una epidemia de narcisismo en las sociedades occidentales modernas y según la Dra. Ramani Durvasula “valoramos patrones narcisistas porque representan una vía rápida hacia el éxito financiero y profesional. Estos rasgos son endémicos en los líderes políticos, corporativos, académicos y de los medios de comunicación”. Nos obsesiona el narcisismo. Pero si te pregunto qué es lo opuesto al narcisismo, ¿sabrías decirme cómo se llama? El polo opuesto del narcisismo se llama ecoísmo.
Qué es el ecoísmo y cuál es su relación con el narcisismo
Los ecoístas son, como explican desde el Centro psicológico CEPSIM de Madrid, “aquellas personas que se han desarrollado evitando mostrar su autenticidad, renegando inconscientemente de sus necesidades y subordinándose a las necesidades del otro”. Es decir, se centra en satisfacer las necesidades de los demás para evitar considerar las propias y es un rasgo de personalidad que está catalogado dentro del narcisismo, como su extremo opuesto.
Una persona ecoísta es incapaz de expresar sus propios deseos y pensamientos por miedo a que esto pueda generarles sentimientos de vergüenza o pérdida del amor. El término viene de la mitología griega. Igual que el narcisismo viene del mito de Narciso, que se enamoró de su propia imagen reflejada en un estanque de agua, el ecoísmo viene de la ninfa Eco.
El mito que dió origen al ecoísmo
En la mitología griega, Eco era una ninfa de voz dulce que es castigada por Hera. El motivo es que la ninfa mantuvo distraída con historias a la reina de los dioses, mientras las amantes de su esposo Zeus, las ninfas de la montaña, escapaban al Monte Olimpo sin que nadie se diera cuenta. Hera descubrió el juego de Eco y enfurecida, la castigó para que no tuviera control sobre su propia lengua. Solo podría hablar cuando se dirigían a ella y sólo podía repetir las últimas palabras de la persona que le había hablado. Así volvió a la tierra y conoció a Narciso cuando el joven cazador abatía un ciervo. Se enamoró perdidamente de él. Ella quiso abrazarle y él la rechazó por la condición de su voz y el rechazo le provocó tanto dolor que Eco permaneció en el bosque hasta que su cuerpo se desvaneció, dejando su voz atrás.
En el mito, Narciso y Eco son opuestos que se representan como entidades entrelazadas pero separadas. Para comprender el ecoísmo es necesario comprender el narcisismo, puesto que el primero se percibe como el extremo opuesto del espectro del narcisismo.
Como explicaba Kostas Papageorgiou, catedrático de psicología de la Universidad Queen's de Belfast en The Conversation, “igual que en el mito en que Eco ayudaba a otras ninfas a aparearse con el rey de los dioses, los ecoístas se centran en satisfacer las necesidades de los demás para evitar considerar las propias”. Este tipo de personas suelen ser empáticas, llegando a rechazar o evitar llamar la atención. Además, presentan incapacidad para crear límites y una tendencia a culparse a sí mismos. Y suelen pedir muy poco a los demás por miedo.
Es posible que los ecoístas y los narcisistas se sientan atraídos entre sí. Como bien explicaba Papageorgiou, es una relación en la que las necesidad de ambas partes parecen verse satisfechas: “un narcisista monopolizará la atención sin ningún desafío o amenaza a su ego. Mientras tanto, el ecoísta, se esconderá en las sombras del narcisista para satisfacer su tendencia a rechazar la atención”.
Pero al igual que en la mitología griega tanto Eco como Narciso mueren trágicamente, lo cierto es que tanto el trastorno de personalidad narcisista como el ecoísmo, pueden contribuir a crear problemas de salud mental y soledad. Los comportamientos del narcisismo son problemáticos, aunque el “narcisismo grandioso” puede contribuir a una reducción de las enfermedades mentales y un mejor desempeño bajo estrés que se han vinculado con una mayor resiliencia a los trastornos mentales, pero también lo son los del ecoísmo, porque generan relaciones dependientes, sensación de soledad y hasta provocan aislamiento en quien lo sufre.
Fotos | Circling Sea en Unsplash, Mitchell Hartley en Unsplash
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