El contacto visual es uno de los comportamientos sociales más frecuentes y significativos que utilizamos los seres humanos. Nos sirve para comunicarnos y para que esa comunicación sea más efectiva. De hecho lo usamos hasta si estamos manteniendo una videollamada. Parte de la culpa de esto la tiene la amígdala, una estructura clave en el procesamiento de las emociones que forma parte del sistema límbico y cuya localización, según explica Constantino Méndez-Bértolo, investigador del Campus de Excelencia Internacional Moncloa, “es privilegiada; es una de las estructuras más populares, al conectar y recibir conexiones de varias áreas en distintos niveles, y ser capaz de desencadenar cambios fisiológicos o respuestas del sistema nervioso autónomo”.
Según la Universidad Complutense, la amígdala cerebral humana es capaz de extraer información de manera ultrarrápida respecto a posibles amenazas que aparecen en la escena visual, por lo que el contacto visual y su interpretación están fuertemente asociados con ella. Sin embargo, no siempre somos conscientes de ese contacto visual ni de la información que mandamos al receptor que no solo nos está escuchando, sino que también nos está mirando.
Si hacemos caso a la regla 7-38-55 del psicólogo Albert Mehrabian, la comunicación se transmite en un 7% a través de las palabras, en un 38% con nuestro tono de voz y en un abrumador 55% a través del lenguaje corporal. El contacto visual forma parte de ese 55%. De hecho ese contacto visual es necesario en una comunicación fluida ya que nos permite regular los turnos de palabra, es clave para la escucha activa y nos sirve para modular nuestra conversación. Pero, ¿y si desviamos la mirada al hablar?
Qué significa desviar la mirada al hablar
Como ocurre con muchos aspectos de la comunicación, tanto el gesto de mirar a los ojos como su interpretación depende de factores culturales, contextuales y personales. Por ejemplo, en la cultura asiática mantener el contacto visual de forma prolongada puede ser una señal irrespetuosa. En el mundo occidental, por el contrario, es una señal de atención.
Si pensamos en que las personas normalmente mantienen el contacto visual durante el 70% del tiempo cuando escuchan, pero solo el 30% cuando hablan, está claro que estas cifras esconden diferentes procesamientos cognitivos. Aunque el imaginario colectivo afirma que no mirar a los ojos puede ser una señal de que no estamos siendo honestos con el mensaje que damos, lo cierto es que que sea una señal de que nos mienten se ha demostrado ya que no es verdad. Desviar la mirada al hablar puede tener muchos significados según la psicología, pero no es sinónimo que no nos estén diciendo la verdad.
Timidez e inseguridad
Tal vez la persona que está hablando contigo es alguien tímido a quien el contacto visual le abruma, especialmente si se trata de alguien con ansiedad social. Este gesto de no mirar a los ojos para hablar, puede ser una señal de inseguridad.
Concentración
Según un estudio del Dartmouth College, en Nuevo Hampshire, el aumento y la caída de la atención compartida durante las conversaciones interpersonales se caracteriza por hacer contacto visual y luego romperlo. Esto se debe a que el contacto visual emplea los mismos recursos mentales requeridos para tareas complejas, por lo que la ruptura del contacto visual puede darse por la necesidad de preservar los recursos cognitivos. Por ejemplo, responder una pregunta que implique un nivel alto de razonamiento mientras estás mirando fijamente los otros de otra persona es más complicado, por eso se desvía la mirada para mejorar la concentración y evitar la distracción visual ayudando a la memoria.
Inconformidad emocional
Cuando desviamos la mirada también puede que sea porque emocionalmente no estamos de acuerdo con lo que se está hablando. Puede que evitar esa mirada sea un reflejo de cómo evitamos enfrentarnos a una emoción incómoda o a un tema que sentiremos de una forma más intensa.
Aburrimiento
Algunos estudios afirman que desviar la mirada puede ser un indicador de aburrimiento, y también de desinterés en la conversación. Puede que miremos alrededor o nos enfoquemos en otras cosas (como el móvil), porque lo que nos están contando no nos interesa y no conseguimos mantener la atención.
El cerebro no puede hacer dos cosas a la vez
Hay otros estudios que afirman que hay personas que desvían la mirada porque el cerebro no puede manejar las tareas de pensar las palabras correctas y centrarse en una cara al mismo tiempo, algo que se nota aún más cuando alguien está tratando de encontrar palabras que emplea con poca frecuencia. Los científicos de la Universidad de Kioto sugieren en el estudio que los recursos para establecer el contacto visual son los mismos que se emplean en el momento de pensar qué se va a decir. "Aunque el contacto visual y el procesamiento verbal parecen independientes, la gente suele evitar mirar a los ojos de sus interlocutores durante la conversación, lo que sugiere que hay interferencia entre estos procesos", afirman.
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