No se ha apagado aún el éxito de Dahmer que la nueva serie de suspense y terror de Ryan Murphy ya está disponible en Netflix. Y petándolo como la protagonizada por Evan Peters, porque se ha colado en el top 10 de las series más vistas de la plataforma en los últimos días. No es para menos ya que se basa en una historia real, extensamene documentada en la revista neoyorquina The Cut y muy poco conocida en nuestro país, pero que es un misterio de los buenos. Sin embargo, la dramatización se aleja un poco de la realidad y merece mucho la pena conocer qué fue lo que pasó realmente en la casa del 657 Boulevard.
Todo sucede en la pequeña ciudad suburbana de Westfield, Nueva Jersey. Más concretamente, en una casa de estilo colonial holandés construida en 1905 y que en junio de 2014 compró un matrimonio por casi 1,4 millones de dólares. Ellos eran Derek y Maria Broaddus, que pretendían mudarse allí a vivir con sus tres hijos. Pero pronto el sueño se convirtió en pesadilla debido a unas cartas anónimas.
Las cartas reales
El 2 junio de 2014, los Broaddusses cierran la compra del 657 de Boulevard y solo tres días después, reciben el primer anónimo de alguien que firma como El Vigilante. Era 5 de junio, aunque la carta estaba fechada el 4 de junio, y en ella quedaba plasmada la obsesión del autor con la casa. Además, menciona detalles que denotan que ha estado observando a los Broaddusses y a los trabajadores que han contratado para realizar reformas en la vivienda en un tono en el quedaba plasmado que no eran bienvenidos.
El 657 de Boulevard ha sido controlada por mi familia desde hace décadas [...] Mi abuelo vigilaba la casa en los años 20 y mi padre en los 60. Ahora me toca a mí. ¿Conocéis la historia de la casa? ¿Sabéis lo que se esconde tras sus paredes? ¿Por qué estáis aquí? Lo descubriré.
El 18 de junio recibirían la segunda carta del acosador misterioso que elevaba un poco más el tono amenazante revelando que tenía información sobre los hijos del matrimonio, conociendo hasta sus apodos familiares y refiriéndose a ellos como "la sangre joven" que le había pedido a los antiguos propietarios.
Es en este punto en el que se enteran que los Woods, un matrimonio de científicos jubilados, habían recibido un anónimo similar unos días antes de mudarse pero que no le habían dado más importancia. Como el departamento de policía local parece no tomarse el caso muy en serio y no está haciendo avances en la investigación, los Broaddus inician la suya propia y contratan a un investigador privado y a Robert Lenehan, un agente retirado del FBI.
Lenehan perfila al autor como alguien mayor debido a varios detalles anticuados que ha dejado en su forma de escribir. Además, señala que el Vigilante es probable que sea un "lector voraz" y "poco machista". Por otro lado, encuentra ADN femenino en uno de los sobres. Pasaría un més hasta que la familia volviera a tener noticias de El Vigilante.
El 18 de julio, los Broaddus reciben una tercera carta en la que su stalker les exige que dejen de hacer cambios en la casa y les pregunta dónde se han metido que aún no se han mudado. Y es que, nunca llegarían a hacerlo y, menos de un año después de haberla comprado, el matrimonio decidió vender la vivienda pero se había corrido la voz de lo que estaba pasando y nadie quería comprarla. Ni siquiera bajando el precio.
Así, el 1 de febrero de 2017, Derek y Maria le alquilan la casa a una pareja con hijos adultos y varios perros grandes que no temen al Vigilante. El 20 de febrero llega una nueva carta, la cuarta, fechada el 13 de febrero. El autor se burla en ella de Derek y Maria por sus intentos fracasados de conseguir un permiso para tirar la vivienda y reconstruir en el solar y sugiere que pretende infligir daño físico a su familia.
Tras ser acusados por algunos vecinos de haberse inventado toda la historia para sacar beneficio, el 1 de julio de 2019, Derek y Maria Broaddus consiguen por fin vender la casa de sus pesadillas a Andrew y Allison Carr por 959.000 dólares, perdiendo dinero.
Los sospechosos
La investigación de la policía se centró en los vecinos, sobre todo, en la familia que vivia al lado. Allí, uno de los residentes era Michael Langford, un hombre de mediana edad que siempre negó cualquier implicación y, de hecho, su familia sigue negándolo fervientemente tras su muerte en 2020.
Por su lado, los investigadores privados contratados de la familia sugirieron que podría tratarse de un antiguo empleado de la casa, o de alguien del vecindario a quien le gustaría haber podido comprar la casa pero que no tenía el dinero suficiente para hacerlo. Y es que en las cartas se refería a menudo a Derek y Maria como personas avariciosas.
Sin embargo, todas las investigaciones se estancaron y el ADN nunca consiguió identificar al autor. ¿Ayudará el éxito de la serie de Netflix a esclarecer por fin este misterio? ¿Se animará El Vigilante, si sigue vivo o viva, a mandar una nueva epístola? A lo mejor con las nuevas tecnologías ya no le iba a resultar tan fácil seguir en el anonimato.
Fotos | Netflix
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