Quizá lo sabías, quizá no, pero aquí está el dato random sobre sexo del día: los delfines y los humanos son los únicos mamíferos que tienen relaciones sexuales para experimentar placer. Si bien es lo más lógico del mundo el poder disfrutar de una sexualidad activa y responsable (tanto con una pareja como en solitario), lo cierto es que, aunque no lo creas, hay personas en el mundo que no practican la masturbación y no por el hecho de que sea mal vista social o culturalmente, sino porque para unas tribus en África, sólo conocen la práctica sexual de la penetración con el objetivo el procrear y tener bebés.
Un estudio realizado por los investigadores norteamericanos Barry y Bonnie Hewlett, quienes habían estado estudiando a los pueblos Aka y Ngandu de África central durante muchos años, ha dejado al descubierto un interesante descubrimiento cuando decidieron adentrarse al comportamiento sexual de los habitantes de ambas tribus, en las dos etnias, el concepto de masturbación y homosexualidad era prácticamente desconocido.
Como lo comenta Barry Hewlett en el registro de su investigación, los hombres de la tribu Aka y Ngandu comentaron tener hasta cinco encuentros sexuales cada día, para los que "alternaban las horas de sueño y actividad sexual toda la noche", declaraciones que, al principio, para los investigadores y traductores parecía ser una mera exageración, sin embargo, al consultarlo con las mujeres de ambas tribus, confirmaron que mantienen más encuentros sexuales que el promedio de algunos otros países de Occidente.
No, no es sexo por placer
Al cuestionar a hombres y mujeres de ambas tribus sobre la razón por la que mantenían una alta cantidad de encuentros sexuales, ambas confirmaron que, lo que buscan, es la procreación y el nacimiento de bebés, sin embargo, la práctica del sexo no se interrumpe durante el embarazo, sino al contrario: ya que, como lo comentan varios habitantes encuestados de la tribu Aka, consideran que el semen es importante para la salud del feto.
Incluso tanta importancia se le da a la práctica del sexo para buscar un embarazo, que ambas tribus consideran sus encuentros sexuales como 'bila' en su dialecto original, es decir, un 'trabajo' o una 'tarea' más como parte de sus responsabilidades en el día a día, ya que, como afirma Bonnie Hewlett: "la vida sexual no es tan agotadora como el trabajo durante el día: 'el trabajo de noche' (sexo) es más fácil porque pueden hacer el amor y luego dormir”.
El papel de la mujer en la frecuencia del encuentro sexual
Con la impresionante cantidad de encuentros sexuales que mantienen las parejas de las tribus Aka y Ngandu, es imposible no cuestionarnos el cómo es que pueden mantener el deseo sexual a pesar de llevar a cabo arduas tareas de caza, recolección y mantenimiento del hogar, lo que nos lleva a un punto interesante de la investigación de los Hewlett: a diferencia de la tribu Ngandu, las mujeres de Aka tienen más participación social en las actividades para proveer el hogar.
Como declaran en su investigación, las mujeres de Aka suelen salir a cazar (en ocasiones solas), cultivan sus propias plantas y se encargan de la distribución de la comida, mientras que sus parejas tienen una mayor participación y acercamiento en la crianza de los hijos. Caso contrario a la tribu Ngandu, en donde la mujer se ve más relegada en las actividades sociales y reducida sólo al papel de madre de familia y de cuidadora del hogar, una brecha de desigualdad en la que al hombre Ngandu tiene que mostrársele respeto, sobre todo a los mayores.
¿Cuál es la razón del porqué las mujeres Aka tienen más participación en las actividades diarias? Fácil, no sólo se apuntan a las tareas de la vida cotidiana por mantener un estatus social de igualdad, sino porque, durante la noche, tienen la misma autoridad que el hombre para poder iniciar el encuentro sexual, ya que "ambos tenemos la misma carga de trabajo y cualquiera puede propiciar el tener sexo por la noche".
Para ellos, la homosexualidad y la masturbación no existen
Aunque haya infinidad de mitos y tabúes acerca de la práctica de la homosexualidad y de la masturbación que rodean al ejercicio de la sexualidad de todo mundo, lo cierto es que, para ambas tribus, ambas prácticas no son socialmente desaprobadas, sino que, simplemente no saben cómo nombrar o cómo referirse a ellas, ya que no entienden el cómo puede haber prácticas sexuales con finalidades diferentes a la de procrear, es decir: simplemente las evitan porque no sirven para tener bebés.
Acerca de éstas dos prácticas, las relaciones sexuales en el matrimonio son regulares y frecuentes en la mayoría de los adultos Aka y Ngandu, quienes se comprometen durante sus años reproductivos, por lo que no ven la necesidad de expresiones sexuales alternativas como lo son los encuentros entre individuos del mismo sexo o la autoexploración; además, los modelos culturales locales enfatizan el deseo y la importancia de los niños y el papel de las relaciones sexuales en la búsqueda de un bebé.
¿Es la masturbación una construcción social de occidente?
La masturbación es un tema que ha sido abordado desde diversas perspectivas a lo largo de la historia y en diferentes culturas que han enriquecido el contexto de esta práctica, de la que podemos analizar cómo las actitudes hacia la percepción de la masturbación han variado a lo largo del tiempo.
Según el investigador Joseph Henrich, la influencia del conocimiento de occidente, popularizado gracias al florecimiento de la época de los viajes y la invención de la imprenta, hicieron que el pensamiento de grandes mentes se esparciera como una verdadera cátedra de cómo vivir la vida, sin embargo, este tipo de cambios en la sociedad y la cultura han sido manejados por un grupo reducido de personas conocidas como los WEIRD: Western, Educated, Industrialized, Rich, Democratic; es decir: influyentes personas de occidente con educación nacidas en un rico entorno industrial con poder político y social.
Como el mismo Joseph lo afirma, las primeras figuras centrales de su teoría son los representantes de la Iglesia y líderes religiosos, que han incluido prohibiciones a la poligamia, el divorcio, el matrimonio con primos hermanos y todo aquello que no estuviera estipulado textualmente en las escrituras que dan forma a su creencia.
En muchas culturas antiguas, la masturbación se consideraba un acto natural y no se le atribuían connotaciones negativas. Sin embargo, con la llegada de las religiones monoteístas, como el cristianismo, la masturbación comenzó a ser vista como pecaminosa y perjudicial de acuerdo a sus creencias, porque deja de lado las dos finalidades del acto sexual: la unión y la procreación, por eso es considerado un acto ensimismado y egoísta que reduce la dinámica sexual, ordenada como una muestra de amor a otra persona, a un acto esporádico de placer hacía uno mismo.
Sin embargo, al hablar de la era moderna durante los siglos XVIII y XIX, la medicina occidental empezó a considerar la masturbación como una enfermedad porque se creía que podía causar problemas físicos y mentales, que podían desencadenar consecuencias como la locura, enfermedad y hasta la muerte.
Y a todo esto, ¿Por qué nos masturbamos?
Históricamente, en el campo de la ciencia, la masturbación se consideraba como un comportamiento patológico o un subproducto de la excitación sexual, sin embargo, esta práctica, que aseguran tiene 40 millones de años llevándose a cabo en diversas especies de la naturaleza, ha dado pie a una hipótesis que manifiesta que esta práctica podría tener un propósito evolutivo que contribuye al éxito de la fecundación.
En primer lugar, la masturbación sin eyaculación permite aumentar la excitación antes del acto sexual y es especialmente útil entre los primates de bajo rango susceptibles de ser interrumpidos durante la cópula, al ayudarles a eyacular más rápidamente para lograr la fecundación. Por su parte, la masturbación con eyaculación permite a los machos deshacerse del semen de calidad inferior, dejando esperma fresco y de alta calidad disponible para el apareamiento, con más probabilidades de una fecundación exitosa.
En el caso de las hembras, la excitación femenina previo al acto sexual aumenta el pH vaginal, lo que favorece un ambiente de fecundidad para los espermatozoides de mayor calidad y su paso hasta el útero, sin embargo, más allá de la búsqueda de la fecundación y la procreación, "estos hallazgos arrojan luz sobre las funciones de la masturbación", asegura Matilda Brindle, doctora del departamento de Antropología del Colegio Universitario de Londres.
La masturbación femenina ha sido históricamente un tema rodeado de tabúes y estigmas. Sin embargo, es importante reconocer que es una práctica natural y saludable que forma parte de la sexualidad humana. Por lo que dejar atrás los estigmas significa abrir un diálogo honesto para el bienestar personal.
Foto de Mihail Tregubov en Unsplash
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