Dicen que el amor siempre termina, que tiene fecha de caducidad, aunque si eres una romántica como la que escribe, creerás que esa relación de pareja que tienes durará toda la vida. Si se termina ya tendremos tiempo de seguir los mejores consejos para superar una ruptura.
Pero existen ciertos momentos por lo que pasan todas las relaciones que duran que son un punto de inflexión. Esta vez no nos referimos al momento en que te enteras de que una pareja te ha sido infiel, sino a tres momentos que todas las relaciones largas tienen en común, y cuyo paso marca un antes y un después. Puede consolidaros como pareja o si no se afrontan correctamente, propiciar una ruptura de pareja.
El fin de la luna de miel o el enamoramiento
Tal y como nos explica la psicóloga María Esclapez en su libro sobre relaciones saludables Me quiero, te quiero, en el amor existen diferentes fases. La primera sería la atracción y tras ella aparece la llamada “luna de miel” o fase de enamoramiento. Esta fase es en la que los mitos del amor romántico aparecen para quedarse. Nada, o casi nada, te molesta de tu pareja y crees que es el amor de tu vida. El cóctel de hormonas que recorre tu cuerpo te hace ver todo de color de rosa, pero desgraciadamente no es una fase que dure para siempre. Ese punto en el termina esa luna de miel es el primero a superar si queremos que nuestra relación continúe.
Me quiero, te quiero: Una guía para desarrollar relaciones sanas (y mejorar las que ya tienes) (Bruguera Tendencias)
Cuando llega la fase de decepción o desencantamiento aparecen las primeras decepciones. Esclapez explica que “en cualquier relación, sin saber aún si será sana o no, es aquí cuando se empiezan a conocer los defectos reales de la otra persona y se comienzan a solicitar cambios y a recibir solicitudes de cambios.”
Aunque en cada pareja es diferente, esa fase de luna de miel no suele prolongarse más allá de los 3 años, pero puede ser más corta y terminar a los seis meses de empezar la relación. Según un estudio de 2022 publicado en la revista Psychology, el fin de esa fase tiene su explicación en el estrés, el aburrimiento o la realidad de nuestras vidas que nos alcanza. No es que desaparezca la chispa, sino que comienzas a ver la relación como es en realidad. Si juntos sois capaces de afrontar esas crisis, como pareja lograrás construir una relación sana.
Los tres, los siete, los once y los quince años
No creas que superado ese primer obstáculo al terminar la luna de miel se convertirá todo en una camino de rosas. Las relaciones requieren esfuerzo y demandan comunicación, clave en una relación de pareja.
Tal y como explica la coach de parejas Kim Polinder, hay cuatro años que podrían considerarse marcadores u obstáculos en las relaciones: tres, siete, 11 y 15. Frédéric Beigbeder tiene una novela llamada El amor dura tres años que es el reflejo de ese segundo momento clave en una relación.
El amor dura tres años: 683 (Compactos)
El motivo por el que podría producirse una ruptura en estos puntos es que cuando se van sumando años, el conocimiento sobre nuestra pareja aumenta, y sabemos más de sus expectativas y de sus sentimientos. Puede que hasta los tres años hayamos conseguido ir resolviendo los conflictos que surgen, pero que perdamos la paciencia ahora. Doy fe de que los 3 años son el momento de plantearse seguir o no (dos de mis relaciones de pareja anteriores terminaron ahí).
Llegados los siete años nos damos cuenta de que quizá buscamos estilos de vida diferentes, algo que ya sabemos que es imprescindible para que una relación funcione. Lo mismo ocurre con los 11 y los 15 años según la experta.
Un bonus: la Navidad y las vacaciones
Por si no lo sabías, muchas personas rompen su relación justo antes o inmediatamente después de la Navidad. De hecho en España, y según datos del Servicio de Estadística del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), en el primer trimestre del año y después de las fiestas, aumentan las demandas de disolución matrimonial. Pero no solo en España, en Reino Unido llaman al primer lunes hábil de enero el Día D (Día del Divorcio).
El motivo es que durante las vacaciones, y especialmente en Navidad, las parejas saben que van a afrontar un periodo intenso de vida familiar y eso precipita la decisión de separarse, tal y como explica Adrián Montesano, profesor de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.
Según la psicoanalista Helena Trujillo, las vacaciones son la época en la que realmente se convive, alejados de las rutinas escolares y laborales y “surgen los problemas porque cada uno se muestra tal cual es”, lo que explicaría por qué discutimos más en esos momentos.
Si estás en pareja y has pasado por todos esos momentos con éxito, enhorabuena. A mí me gusta pensar que es la magia del amor, pero lo más probable es que estéis siguiendo todas las indicaciones de los expertos para que la relación de pareja funcione.
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