Desde hace unas semanas o meses, la blogosfera se está llenando de chicas con camisetas blancas con el logotipo de Céline que la casa francesa presentó en su colección Resort 2012. Pero si despegas la mirada de la fotografía y miras los créditos de las prendas, te das cuenta que de Céline tienen poco.
Ha llegado un momento que a las tiendas online, generalmente asiáticas, les da exactamente igual no ya copiar, sino fusilar las prendas tal y como las vemos en la pasarela. Ya no se tiene ningún pudor en reproducir milimétricamente una camisa, un vestido, unas sneakers de Isabel Marant o una camiseta, como es este caso.
Atrás quedaron los “Hike” en vez de Nike, los cocodrilos de Lacoste en una posición distinta a la original o los bolsos de Louis Vuitton con las iniciales que al falsificador le hubiese apetecido en ese momento que, por supuesto, no eran ni una “L” ni una “V”. Esas que cuando las veías vender en primera línea de playa te hacía hasta gracia. Pero ya no es así. Ahora si en la camiseta pone “Céline París” en la falsificación se pone tal cual, no se tiene ningún tipo de pudor y esto nos tiene que hacer pensar hasta donde estamos dispuestos a llegar y el daño que estamos haciendo a la propiedad intelectual.
Fotos | Fannylyckman, Connectedtofashion, Victoriatornegren
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