¿Te acuerdas del rugido del león de la Metro-Goldwyn-Mayer? Pues ahora imagínate ese sonido repetido unas 60 veces por minuto al lado de tu oreja. Así más o menos suenan los ronquidos de mi chico. Solo los que pasan por esta misma situación saben lo molestos que son y lo mal que se pasa. Así que cuando los Sleepbuds cayeron en mis manos, pensé “¡qué bien! Mi salvación”.
La gracia de estos tapones techies es que enmascaran el sonido y a la vez reproducen sonidos tranquilizantes como una ayuda para conciliar el sueño o relajarse durante un break en la oficina. Toda la tecnología integrada en ellos se basa en la experiencia de la firma Bose en audio: en cada sonido se combinan distintas frecuencias de tal manera que el ruido desagradable se percibe menos, pero no llega a cancelarlo.
Calidad al primer vistazo
Dicen que la primera impresión es la que cuenta. Y la primera que me llevé al ver la caja-cargador de esta especie de tapones para los oídos cargados de tecnología fue muy buena. Este estuche metálico se ve de calidad, con un diseño muy cuidado. Por la parte de abajo está recubierto de goma para que al posarlo, por ejemplo, sobre una mesa, no se resbale.
Me sorprendió gratamente este detalle, da una idea de lo mucho que han pensado en el usuario a la hora de diseñarlo. La forma en la que se abre y se cierra esta funda, deslizándose en horizontal, aparte de muy original y cómoda, resulta muy práctica porque así sabes que nunca se te va a perder la tapa.
Para que te hagas una idea, los Sleepbuds tienen una forma circular similar a la de unos auriculares de los de botón y llevan integradas unas aletas -que se adaptan a la parte de la oreja llamada concha- y una especie de almohadillas que se introducen en el orificio auditivo. Gracias a esta especie de ganchos no se mueven -se quedan acoplados en las orejas perfectamente- ni se caen. Para adaptarse a los distintos tamaños, en la caja vienen tres aletas. Las medianas, la que yo utilizo, son las que traen adaptadas al comprarlo. Pero si no te encajan, se cambian.
Llama la atención lo extremadamente suave que es la silicona de estas aletas y de las almohadillas. Imagino que por este material tan delicado y el diseño, cuando te los adaptas no te molestan. Es más, aunque el primer día que te los pones lógicamente notas que están ahí, enseguida te acostumbras y parece que no llevas nada puesto.
Al conectarlos en cada uso, mejor con el 100% de batería
Para empezar a funcionar, te descargas una app y emparejas los Sleepbuds con el dispositivo. Yo los tengo vinculados a una tableta y a un smartphone por si me quedo sin batería en uno de ellos poder utilizar el otro. Es un proceso sumamente sencillo. Luego, cada vez que los utilizas, debes conectarlos al dispositivo.
Normalmente tarda unos segundos, pero a veces da problemas: no logran conectar y debes meterlos otra vez en la caja y sacarlos nuevamente hasta que lo consigas. Esto me sucedía al principio, ahora no: he comprobado que cuanto más cargados estén, mejor conectan. Así que los cargo a diario al 100% y así se conectan rápidamente. Una vez conectados y activado el sonido y la alarma, puedes apagar el smartphone.
Desde la app eliges el sonido relajante que quieres escuchar. Hay diez especiales para enmascarar el ruido y hay otros indicados para relajarse en la biblioteca. De los primeros, a mí solo me relaja uno: el de océano, que simula las olas del mar. No he probado a dormir con ninguno más, aunque los otros de agua (manantial, llovizna, cascada) tal vez me funcionen. Sin embargo, hay otros (altitud, energía y yermo) que no solo no me relajan sino que me desagradan y perturban.
No enmascaran completamente los ronquidos
Con la app puedes configurar el tiempo que quieres escuchar el sonido. Es algo tan fácil como seleccionar cuántas horas quieres que funcione y ya. Yo los tengo toda la noche (entre 7-8 horas), porque el león puede rugir en cualquier momento. Recargándolos en el estuche nada más quitármelos todos los días, la carga me dura tres noches. Pasado ese tiempo, toca enchufar la caja-cargador a la corriente eléctrica. Una carga completa de batería da para 16 horas de uso.
El primer día que me los puse para dormir, se me hizo un poco raro, tanto por notar algo metido en la oreja como por el sonido. Nuevas y extrañas sensaciones en las que estuve concentrada para comprobar el funcionamiento. Según pasan los días, te acostumbras y luego ya no prestas atención a la novedad.
Al cabo de unos días, noté un ruidito en la oreja y pensé ¿qué demonios es esto? Me cambié de lado y volvía a oírse. Menuda paranoia pensando que se habían estropeado o que no funcionaban bien. Y no. Era simplemente que al moverme casi sin darme cuenta, la silicona rozaba en la almohada muy levemente. Solución: quedarme quieta. Ahora, si me muevo, ni me molesta.
Los Sleepbuds enmascaran los ronquidos. Pero no del todo, sobre todo si son muy fuertes. En este caso, se siguen oyendo con todo lo que eso conlleva. Como sé que esto es así, tengo el volumen alto y cuando sucede intento focalizar mi atención en el sonido y no en el ronquido. Y tarde o temprano me duermo.
Cuidado porque enganchan (para bien y para mal)
Al segundo día de utilizarlos, me di cuenta de que enganchaban. Esto me produjo sentimientos encontrados. Por un lado, quería ponérmelos para conciliar el sueño rápidamente, por otro no quería depender de unos aparatitos para dormir. He sucumbido a sus encantos y ahora no puedo prescindir de ellos. Eso sí, duermo mejor y más tiempo (antes igual me despertaba antes de la hora).
Desde la app, permite que definas una alarma y selecciones varios sonidos para despertarte (vienen por defecto unas campanillas y ese es el que utilizo). A la vez también pongo un despertador que tengo en la mesita, pero con los Sleepbuds puestos ahora no lo oigo hasta que suena alto. Vamos, que se corre el peligro de no oír cosas que quieres oír (el llanto de un bebé desde otra habitación o el timbre de llamada de un teléfono…).
En los dos meses que llevo utilizándolos, alguna noche no he dormido bien a pesar de los Sleepbuds. Porque estaba tensa y ni con ellos he logrado relajarme. Algo puntual, afortunadamente. Por eso, los veo indicados para quienes no pueden dormir por los ruidos que se generan a su alrededor, como ronquidos (teniendo en cuenta que a veces te van a seguir molestando) o el sonido de un televisor o cualquier otro que impida conciliar el sueño. Solo tú sabes si te merece la pena gastarte una cantidad considerable (en Amazon por 269,95 euros 227,99 euros) para al menos intentarlo.