Nos hemos pasado toda la vida aprendiendo lecciones que han marcado nuestra personalidad para siempre y es que todo lo que nos sucede siempre tiene un efecto secundario. Un viaje, un acto o incluso un comentario nos puede cambiar por completo y hoy vamos a hablar de una de las red flags más peligrosas.
En Upeka by Aegon no solo nos enseñan a través de sus nuevos episodios donde abarcan temas importantes para el público, sino que a través de las redes sociales podemos aprender valiosísimas lecciones como la que nos trae esta semana Raquel Mascaraque. Seguro que alguna vez te han dicho frases como "Deberías parecerte más a tu hermana" o "Ah pues no confiaba en que lo hicieras bien a la primera" que aunque parecen inofensivas, a la larga pueden ser bastante perjudiciales. A esto se le conoce como microagresiones emocionales y aunque no todo el mundo cree que sean reales, es muy importantes tenerlas presentes para que no nos dañen la autoestima.
Las microagresiones son breves interacciones verbales, conductuales o ambientales que, aunque puedan ser o no, tienen el propósito de transmitir desagrados negativos o ofensas hacia grupos desfavorecidos en la sociedad. Este intercambio de palabras generalmente se produce a través de una pregunta, una observación, incluso un complemento con supuestas buenas intenciones, pero que no obstante, insinúan algo degradante. Elogiar a alguien con un piropo vulgar, retirar la mirada cuando habla o, en cambio, hacerlo sentir inferior son ejemplos de estas microagresiones en las que a menudo la víctima desconocen cómo responder a ellas y el que las propaga no es consciente de que ha dicho algo dañino.
Estas pequeñas acciones se fundamentan principalmente en tópicos, lo que a menudo hace que el autor no sienta que está cometiendo algo malo. Sin embargo, quien las recibe suele sentirse ofendido sin entender muy bien por qué, lo que resulta en una labor complicada de crear conciencia acerca de ellas. Si sientes que te están agrediendo de manera emocional, es importante que lo hables y que pongas límites ya que reconocer las emociones tanto propias como ajenas es un acto de empatía y madurez.
Deberíamos tener a nuestro lado a gente que nos quiera ver crecer y no hacernos diminutas . Y tú, ¿Has vivido algo así?
Imágenes | @upeka_oficial y Foto de Caftos en Unsplash
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