A menos de dos horas en coche de Barcelona, se esconde un pueblo medieval de los de cuento. Aunque no solo enamora por sus casitas de piedra de ensueño, también por lo excepcional de contar con la cascada más alta de toda Cataluña (salto de Sallent, con una caída libre de unos 115m) y por el particular camino que hay que recorrer para llegar a su centro histórico. Hasta la Organización Mundial del Turismo cayó rendida a los pies de Rupit y la incluyó en su Best Tourism Villages 2022.
La OMT tuvo en cuenta par incluir Rupit en la lista, compuesta por 32 pueblos de 18 países distintos, criterios tales como la belleza del lugar; sus recursos naturales; patrimonio histórico y cultural o el cuidado del medio ambiente. Por cumplir todos ellos, recomienda visitar este paraje de España que parece sacado de otra época.
Aunque se ubica en la provincia de Barcelona, Rupit es el último pueblo antes de llegar a Girona por la zona de la Garrotxa. Se caracteriza por su paisaje montañoso que destaca por sus espectaculares riscos, saltos de agua, cascadas, riachuelos y rincones en los que la naturaleza se luce en todo su esplendor.
Esta es una zona de grandes masías y turismo rural no solo por su majestuosa naturaleza, también por ser un remanso de paz. De ello es responsable su ubicación aislada. Cuenta con menos de 300 habitantes censados y la única ruta posible para llegar a su centro histórico es cruzando la riera a través de un puente colgante que data de 1945.
No obstante, no se trata de un puente cualquiera sino que se trata de uno de los mejores puentes colgantes de España y cruzarlo es algo que hay que hacer al menos una vez en la vida. Aunque, si hay algo que impresiona de Rupit, eso son las increíbles casas de piedra que conforman su centro histórico.
Fueron construidas entre los siglos XVI y XVII y aún se conservan en la actualidad. Complementan este ambiente medieval calles estrechas y empedradas plagadas de grandes casonas de piedra (de hecho, de este material recibe su nombre Rupit). Estas se encuentran en mitad de la naturaleza, entre los riscos del Collsacabra, un lugar que termina de dotarlas de encanto.
Entre los lugares imprescindibles que se pueden visitar entre sus límites se encuentran la Plaza Mayor y la Plaza de Cavallers, igual que la casa del boticario, la antigua herrería o la empinada calle Fossar. Por supuesto, también la iglesia de Sant Miquel de Rupit, un edificio que data del siglo XVII y que conserva un precioso retablo barroco de Sant Esteve.
Aunque todavía hay más: la iglesia de San Juan de Fábregas, de estilo románico y la iglesia de Sant Llorenç Dosmunts, también románica y erigida en el siglo XII en piedra dorada y con un campanario de espadaña. No es de extrañar el título de la Organización Mundial del Turismo porque encantos no le faltan.
Foto de portada | MarcGC
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