Mi peor vicio es morderme las uñas. Es el peor con diferencia, porque no solo me deja unas uñas horribles, sino que más encima me produce dolor, inflamación e incluso infecciones de los dedos. Puedo decir con orgullo que he dejado de morderlas durante años (vosotras ya habéis visto fotos de mis manos), aunque tengo recaídas, especialmente cuando paso por momentos de tensión.
De todos los años que he luchado con este mal hábito, os puedo dar los 6 consejos más útiles que he recibido. Ninguno de ellos es la panacea, porque dejar de morderse las uñas es un proceso largo y difícil, pero sí ayudan un poco y hacen más llevadera la lucha.
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Aunque parezca contraproducente, pon atención a tus uñas y manos. Si bien es nuestra fuerza de voluntad lo único que hará que dejemos de mordernos las uñas, cuidarlas, mantenerlas cortas, hidratarlas, darles una capa de esmalte, etc., nos ayuda a concentrarnos en no caer. No hay nada mejor que un poco de ilusión, pensar que también nuestras manos pueden ser bonitas, para recordarnos mantener los dedos fuera de la boca.
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Coloca recordatorios en tus manos, ya sean guantes, tiritas adhesivas, anillos, etc, los que puedan recordarte que no debes morder tus uñas. Al igual que el consejo anterior, esto busca hacer que pienses en tus manos, de modo que puedas controlar el mal hábito.
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Busca alguna actividad que te permita reemplazar el morder las uñas, por ejemplo, ten siempre una pelotita de goma para ejercicios manuales y úsala cada vez que te descubras con ganas de morder tus uñas o te descubras haciéndolo. Algunos recomiendan tener palitos de zanahoria o de apio para esos momentos, de modo que tus ansias de masticar queden satisfechas.
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Usa algún esmalte de sabor amargo o sus versiones caseras, como algo picante o de mal sabor en tus uñas. Hay gente a la que esto no ayuda en nada, principalmente porque se acostumbran a los malos sabores, de modo que quizás puedas probar rotando diferentes sabores desagradables.
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Ten siempre una lima de uñas contigo. Así, si cedes a la tentación una vez, podrás eliminar el trozo roto y dejar la uña como si no hubiera pasado nada. A menudo seguimos mordiendo el trocito que sobresale y no nos detenemos hasta que no queda uña.
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Pide ayuda a tus conocidos. Este es el consejo más difícil de seguir, pero también uno de los más útiles, porque la gente a nuestro alrededor puede ayudarnos a notar cuándo nos mordemos las uñas o detenernos cuando nos ven haciéndolo. Sin embargo, a veces es difícil aceptar que nos corrijan todo el tiempo, de modo que es bueno hacerlo solo con aquellas personas con las que tenemos más confianza, quienes también pueden ayudarnos con el “pensamiento positivo”, celebrando con nosotros cuando esa uña cortísima empieza a crecer y verse normal.
Si te muerdes las uñas, espero que estos consejos te ayuden a dejar ese mal hábito. Es posible, aunque sea difícil. Si ya no lo haces, ¿compartirías con nosotras tus secretos y consejos?
Imagen | Ali Smiles
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