No solo el Año Nuevo es la época perfecta para hacer nuevas resoluciones y proponerse cambios, cualquier día es bueno si de verdad queremos cambiar. Y ya que se acerca el verano, con operación bikini a la vista, he estado pensando en qué cosas me gustaría dejar de hacer para siempre, esos pequeños malos hábitos que deberíamos eliminar para no sabotear nuestros propios esfuerzos en lucir arrebatadoras.
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Morderse las uñas. Es un problema que tengo desde mi infancia y que he controlado parcialmente. Morderse las uñas no solo es un problema estético, sino que puede deformar los dedos y los dientes, además de producir infecciones y cicatrices.
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Dormir poco: durante la noche nuestro cuerpo repara los daños sufridos durante el día y recupera energías. No darle tiempo a que lo haga repercute en nuestra piel, que lucirá apagada y cansada. Se suele afirmar que es necesario dormir 8 horas cada noche, pero será tu propio cuerpo el que dirá cuánto requiere: escúchalo.
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No hacer ejercicio: no hace falta ir al gimnasio o matarse haciendo ejercicios para mantenernos en buena forma. Basta con bajarse una estación de metro antes de la que nos toca, por ejemplo o subir andando las escaleras de nuestro edificio.
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Mantener una buena postura: con las prisas y todo el trajín diario, muchas veces me encuentro que estoy encorvada, ya sea sentada o de pie. Una buena postura facilita la respiración y la digestión, y mantiene nuestra musculatura abdominal en forma. Además, fortalece la autoestima y hace que la ropa nos quede mucho mejor.
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Descuidar mi cuello, escote y nuca: muchas veces me olvido de mi cuello y escote o peor aún, olvido colocar protector solar sobre ellos. La piel del cuello y escote es muy delicada y fina y soporta además todo el peso de nuestro pecho. Y como tengo el pelo corto, mi cuello termina cada verano del bronceado más oscuro que se pueda concebir. Si bien hay cremas especiales, todavía puedo usar en mi cuello la misma rutina de limpieza e hidratación que sigo con mi rostro.
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Olvidar exfoliarme regularmente: la piel necesita respirar y deshacerse de las impurezas y células muertas, pero qué difícil es recordar exfoliarse en medio de la rutina de los días.
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Tocarme la cara: acá se juntan varios vicios, como el apoyar la cara en las manos, lo que somete la piel a tirones que pueden producir flacidez o el rascar los granitos que todavía me salen, lo que agrava el problema porque los dedos contienen suciedad que puede aumentar la infección o producir más granos.
Estos son mis malos hábitos que me esforzaré en eliminar. ¿Cuáles son los vuestros?
Foto | Zanastardust
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