Si el primer look que veíamos de Cibeles era de Jesús del Pozo, ahumado claro, en Roberto Verino todo fue radical. Especialmente el corte de pelo las pelucas que lucieron las modelos, líneas geométricas, partes rapadas, y flequillo como protagonistas. (Efectivamente, todo era fruto del maquillaje)
Imagina que eres una top model y te explican que para abrir Cibeles tienes que raparte. ¿Aceptarías? Pues estas modelos ni lo dudaron. Eso sí, con truco. Pelucas y efectos especiales. Este peinado no favorece a nadie. El flequillo, imposible.
A los lados, la cabeza rapada. Sólo una parte, como para despejar el rostro de cabello, del maquillaje, dejando el rostro casi con gestos geométricos. No hay cejas, no hay gestos, nada más que un peinado imposible y horrendo.
El maquillaje, de Beatriz Matallanas para L'oreal, pómulos marcadísimos, una maquillaje en tonos blancos, casi de rostros pálidos, donde las cejas se difuminan hasta desaparecer y los ojos se marcan con un eyeliner profundo. Difícil...
Os dejo con una última imagen de nuestro compañero Montag, desde el backstage.
Y mi pregunta es, ¿por qué Roberto Verino quería una mujer así? La respuesta la tenemos unos días después, era todo un montaje.
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